domingo, 30 de abril de 2017

Fuente de Cabrahigos, Toledo

Resultado de imagen de fuente de cabrahigos toledoPaseo de la Rosa.


Siendo Toledo un muestrario de estilos no podía faltar un ejemplo del rococó, siquiera resulte poco adecuado para el tono general de la ciudad. 

Bien por esta causa o por no tener ya fácil acomodo dentro de sus murallas, se escogió el camino a La Mancha para adornarlo en 1786 con obras de este estilo, no ejemplares desde luego, pero que, al menos sirven para completar la lista de cánones estéticos.

No es fácil saber si la urbanización de este paseo carretero aspiraba a tener más adornos que los que en él se hicieron en todo caso no nos quedan hoy sino la puerta de Alcántara, bastante disonante y de mal gusto, construida en 1721, previa demolición de la torre fuerte que allí había, con entrada en codo, y fue durante siglos una de las fortificaciones más avanzadas de la ciudad por este lado, siempre firme frente a los repetidos asaltos musulmanes.



Resultado de imagen de fuente de cabrahigos toledo
La Fuente Nueva de 1786, a la derecha conforme se baja por el paseo, muy sencillo; otra fuente a mitad de camino, llevada hace pocos años al cigarral oficial del Cerro de los Palos y, ya casi al final, la discreta fuente de Cabrahigosse, nombre derivado del manantial que allí existe y que produce el mejor aua que tuvo Toledo hasta la conducción del caudal del Torcón en 1945.

 Esta fuente es, por cierto, merecedora de que se urbanice la plazoleta cuyo centro ocupa, ajardinándola a juego con su estilo, no que darían mejor aspecto al paraje, luego prácticamente suburbano y con aspecto de ser abrevadero, más que una fuente ciudadana. 

Resultado de imagen de fuente de cabrahigos toledoAñadiremos que la transformación del camino en paseo se debió al cardenal Lorenzana, según la inscripción de la Fuente Nueva citada, y que la obra llevó consigo la lógica plantación de árboles. Además de un ajardinamiento de los andenes laterales, según hemos oído contar.

Textos sacados de "Historias de las calles de Toledo" de Julio Porres.

http://callesdetoledo.es/un-poco-de-historia-fuente-de-cabrahigos/

sábado, 29 de abril de 2017

Desastres de la Guerra de la Independencia en Talavera de la Reina

Grabado alegórico a los sufrimientos del pueblo español en la Guerra de la Independencia

En la Guerra de la Independencia no sufrió Talavera solamente los efectos de la gran batalla que lleva el nombre de nuestra ciudad, sino que las idas y venidas de los ejércitos franceses provocaron gran cantidad de víctimas, daños en el caserío y una gran miseria posterior debida a su rapiña insaciable.

En 1819 el ayuntamiento de Talavera emite un informe por orden del rey Fernando VII en el que relata “narraciones verídicas, hechos heroicos, acciones brillantes, sentimientos leales, sufrimiento y trabajos que haya padecido el pueblo desde que las huestes francesas ocuparon su suelo”.



A finales de noviembre de 1808 se crea en Talavera con vecinos de la villa y de sus tierras el Regimiento de Infantería Voluntarios Leales de Fernando VII, bajo las órdenes del también talaverano coronel Genaro Rezábal. Las tropas salen hacia Badajoz ante el avance francés después de cuatro meses de ejercitarse en las armas.

En esta misma época pasa por la villa huyendo de la represión francesa en Madrid “la Suprema Junta Central y todo nuestro ejército en dispersión, prelados eclesiásticos, comunidades religiosas de ambos sexos, grandes títulos, empleados y multitud de familias afligidas y desoladas, y todos encuentran en el recinto de Talavera y sus moradores tantos héroes como vecinos, que se esmeran y distinguen en prestar a estos fieles errantes súbditos cuantos auxilios y recursos hallaban en sus alcances ”.El llamado patio de San José, antigua casa de la dirección de la Real Fábrica de Sedas fue el lugar donde se alojó José Bonaparte, Pepe Botella, a su paso por Talavera

Podemos imaginar a toda la abigarrada muchedumbre de personalidades, nobles funcionarios y religiosos de Madrid huyendo de las tropas francesas y alojándose en las casas de Talavera. El 11 de diciembre de 1808, un domingo a las ocho de la mañana, entran en nuestra ciudad las tropas francesas al mando del general Lasalle con los regimientos franceses del 10º de Cazadores y el 5º de Dragones, que por su crueldad provocan la huida de nuestros paisanos y “se cubrieron los caminos de personas de todos estados, sexos, condiciones y edades que como náufragos barquichuelos caminaban por donde les conducía el viento de sus desconsuelos en elagitado mar de sus tribulaciones. Volvían sus humedecidos ojos a los muros de su amada patria, que quedaban en el más pavoroso silencio, y se despedían de ella juzgando que no volverían a verla, como sucedió a muchísimos, que de sentimiento, necesidad y miseria fallecieron en los pueblos inmediatos, o en las labranzas, alquerías y cortijos”.

Una semana más tarde llegan a Talavera más tropas francesas al mando del general Lefevre y se alojan en las casonas, palacios y conventos. “Hacia las ocho de la tarde se esparcen en patrullas de seis u ocho hombres por las calles de la villa con velas encendidas y se dedican a un saqueo general, rompiendo las puertas con hachas y cometiendo toda clase de insultos y violencias con las pocas personas que se habían quedado. Continuaron por todo el día siguiente destrozando y rompiendo en las bodegas y lagares las tinajas de vino y vasos que contenían aceite, de suerte que una y otra especie corrían por las calles hasta incorporarse con la corriente del Tajo ”. El mismo general francés desvalijó el palacio arzobispal y se llevó un furgón cargado, entre otras cosas, con toda la vajilla y telas ricas en las que le sirvieron la cena.

Cuando el 6 de enero de 1809 los franceses abandonaron Talavera tras su primera estancia, habían robado cien mil fanegas de trigo, cuarenta mil de cebada y ocho mil arrobas de garbanzos, cincuenta mil cántaros de aceite y doscientas mil arrobas de vino, además de incontables carnes, aves y ganados. Pero al cabo de sólo nueve días volvieron los gabachos a ocuparla con tropas del primer cuerpo al mando de mariscal Víctor, duque de Bellune que, además de otros agravios, intentó saquear la riqueza en metálico que pudiera quedar en la villa.Grabado del siglo XIX que representa la Batalla de Talavera

La fría noche del siete de febrero de 1809 fueron los gendarmes y soldados franceses sacando de sus casas a las personas más ricas e influyentes y las llevaron al ayuntamiento. Todos los talaveranos allí encerrados quedaron de acuerdo en no entregar a los invasores ni un solo maravedí de los que les exigían con la excusa de acusarles de apoyar a los insurgentes españoles. Para aterrorizarlos les sacaron de madrugada para llevarlos, seguidos de varios cañones con la mecha encendida, para marchar a pie hasta Almaraz, donde dijeron que les pasarían por las armas. No quebraron así su voluntad y cuando iban por la iglesia del Salvador, viendo los franceses que no amedrentaban a estos paisanos, volvieron a llevarlos al ayuntamiento.

Siguieron entrando y saliendo los franceses de Talavera cometiendo toda clase de tropelías. Pero especialmente cruel fue el general Lavalle cuando volvía de incendiar Arenas de San Pedro, donde además había pasado a cuchillo a muchos de sus habitantes.

Como ya habían dejado en Talavera pocos víveres y riquezas, se llevaron las mantas y sábanas de los vecinos y maltrataron al vicario y cura de Santa Leocadia, registrando y destrozando su casa.Soldados franceses en un grabado alegórico sobre los desastres de la Guerra

Se empiezan entonces a producir los primeros ataques de los guerrilleros españoles contra los ejércitos napoleónicos, llegando en sus incursiones hasta la plaza del Comercio (hoy del Reloj) y atacando a la guardia francesa del puente. Un guerrillero talaverano llamado Jerónimo Moreno llegó a disparar un cañón contra los invasores desde el sitio conocido como La Redondilla.

Los franceses se alojaban en las casas de los talaveranos y allí les exigían toda clase de alimentos, maltratándoles si no los conseguían, como cuando les pedían castañas frescas en pleno verano. Obligaban a los vecinos a dormir en el suelo y ni siquiera les dejaban arrimar al fuego el miserable puchero que podían permitirse después de los saqueos. Con ocasión de que varios soldados de Napoleón habían muerto en una emboscada a manos de los insurgentes españoles, los franceses dinamitaron más de cuatrocientas casas en Talavera, cebándose especialmente en el barrio de la Puerta de Cuartos por pensar que allí habían ocultado a los guerrilleros que les habían atacado.

Fue notorio el gélido recibimiento que se dio al rey José Bonaparte, “Pepe Botella” para el pueblo, cuando entró en Talavera al mando de treinta mil hombres. Se alojó en la Casa de la Dirección de las Reales Fábricas de Sedas, el conocido como patio de San José, y durante su estancia de tres días no recibió ni el más mínimo obsequio por parte de los talaveranos, ni se escuchó ni una sola vez en la villa el grito de ¡Viva el Rey José!, mientras que al llegar nuestro ejército con los aliados ingleses y portugueses, el recibimiento fue clamoroso.

Después vendría la Batalla de Talavera y los franceses que volvieron a recuperar después la ciudad se vengaron de la ayuda prestada a los aliados sometiéndola a un nuevo y horroroso saqueo. Otra vez se producen crímenes, tala masiva de los centenarios olivos talaveranos y arrancamiento de cepas.

La miseria, la destrucción y las enfermedades hicieron que la población se llegara a reducir a una tercera parte y Talavera entró en una crisis de la que tardaría muchos años en recuperarse, ya que a ello se unía la decadencia de las Reales Fábricas de Seda que había dejado en desempleo a miles de personas de la ciudad y su comarca. Talavera fue la primera población que recibió al mensajero del alcalde de Móstoles con el llamamiento a la sublevación militar contra los franceses y en el Archivo Municipal se guarda incluso el recibo de uno de las postas que contestó a la llamada de auxilio contra los franceses.

http://lamejortierradecastilla.com/desastres-de-la-guerra/

viernes, 28 de abril de 2017

Toledo en la época de la Frontera

Resultado de imagen de taifa de toledo mapaToledo fue ocupada, después de siete años de guerra en su territorio, por capitulación, y pasó a manos del rey de Castilla y León, Alfonso VI, en 1085. 

El relato que sigue se sitúa en plena época de las Cruzadas, siglos XII y XIII, pero justamente en el otro extremo del Mediterráneo e, indudablemente, con unas consecuencias mucho más duraderas para la historia europea. Sin embargo, a finales del siglo XI tenía ya Toledo una larga historia a sus espaldas y, precisamente por eso, su conquista por los hispanocristianos tuvo tanta importancia y fama. 

La ciudad había sido capital política y eclesiástica del reino hispanovisigodo, hasta su destrucción por los musulmanes a comienzos del siglo VIII, y conservaba un valor de símbolo en el proceso de reconquista o restauración frente al Islam en el que se sentían inmersos los españoles del siglo XI. Pero tiene más valor ahora, para nuestro objeto presente, considerar algunas peculiaridades del Toledo islámico que, en parte, continuaron vivas después de la conquista cristiana. 



En la ciudad de Toledo, aunque la islamización fue profunda, la mayoría de la población continuó siendo hispana, de muladíes, y hubo una importante comunidad cristiana, de mozárabes, arabizados en su lengua y costumbres, pero que conservaban la fe de sus antepasados. 

Ambos grupos se sentían solidarios, en los siglos VIII y IX, frente a los nutridos grupos beréberes instalados en zonas rurales próximas y en fortalezas (Guadalajara, Medinaceli, Talavera, Medellín), y a los escasos árabes que llegaron a la zona (vg., los asentados en Calatrava). 

En la ciudad y su entorno hubo, pues, pocos inmigrantes, el sentimiento de autonomía frente a Córdoba, continuo en el siglo IX, fue obra de la población indígena, y se plasmó en diversas revueltas y estados de secesión en 807, 829 a 837 y 852 a 932. Toledo se sabía fuerte, además, porque era cabecera y centro organizativo de toda la marca o frontera media contra los cristianos del N, en la retaguardia del Sistema Central, con más de 400 kilómetros de extensión, y también etapa obligada en las comunicaciones entre Córdoba y la frontera superior (Zaragoza), a través del corredor natural formado por los ríos Jalón y Jiloca, y entre Córdoba, también, y la costa levantina. La pérdida de Toledo hubiera provocado la ruptura en dos de Al-Andalus, y así sucedió, efectivamente, en 1085. 

La plena individualización política de Toledo y su región se produjo al disgregarse el Califato de Córdoba, a partir del año 1008. Se formó entonces un extenso taifa o reino musulmán regional, con capital en la ciudad, extendido sobre unos 85.000 Km2 , que comprendía las tierras de la Meseta Sur, desde los macizos de la Ibérica, al E, hasta bien entrada la actual Extremadura al O, desde el Sistema Central, al N, hasta Sierra Morena, al S. 

Por vez primera se perfiló, desde el punto de vista histórico-político, el área de lo que sería, en el futuro, Castilla la Nueva, o reino de Toledo, con sus relaciones y tendencias hegemónicas sobre el Levante, por un lado (estrecha relación con Valencia), Córdoba, por otro (el camino Toledo-Córdoba era un eje militar y mercantil de gran importancia), y, en tercer lugar, las tierras occidentales del reino taifa de Mérida. 

UN SIGLO Y MEDIO DE CONQUISTA, FRONTERA Y REPOBLACIÓN. 1085-1236/38 

Resultado de imagen de taifa de toledo mapaDurante 150 años, desde su propia conquista en 1085 hasta la caída de las plazas extremeñas (Trujillo, Cáceres, Mérida, Badajoz), de la Andalucía alta y media (Úbeda, Baeza, Córdoba) y de Levante (Valencia), entre 1224 y 1238, fue Toledo cabecera de una amplísima zona fronteriza, la segunda de las grandes fronteras medievales hispánicas, por orden cronológico (la primera había sido la del Duero en los siglos IX y X), en la que se enfrentaron repetidamente y con dureza los cristianos y los musulmanes, sobre todo en los períodos de dominio y organización militar a cargo de los norteafricanos almorávides (1086-1118) y almohades (1157-1212).

Las circunstancias de las conquistas, repoblaciones y asentamientos cristianos dependen estrechamente de las peripecias militares, que no puedo detenerme a enumerar ahora. 

Entre 1085 y 1118, fecha de la conquista de Zaragoza por los cristianos, y del comienzo de la decadencia militar de los almorávides, Toledo sufrió tres asedios, el rey castellano-leonés fue derrotado por los almorávides en dos batallas campales y, en definitiva, sólo se pudo asegurar la defensa y repoblación de las principales plazas fortificadas, sus entornos y los corredores que las unían, todo ello al N. del río Tajo, desde Medinaceli, Atienza, Hita, Guadalajara (línea del Henares), desde Buitrago, Uceda, Madrid (línea del Jarama), aunque Alcalá de Henares no fue recuperada hasta 1127, a la propia Toledo y las plazas de la línea del Alberche (Alamín, Maqueda, Talavera). 

De 1118 a 1157, aprovechando la presión militar mucho más baja que ejercía el Islam, se repueblan las tierras vacías entre los islotes citados y, además, el dominio de Zorita y Huete, y el de Oreja, Ocaña y Mora, permiten establecer vanguardias muy sólidas al otro lado del Tajo, de modo que Toledo deja de estar en primera línea de la frontera desde 1136-38. 

Esta situación se consolida entre 1157 y 1224, tanto en el sector central o toledano como, sobre todo, en el oriental (Uclés, tomada en 1157, alto Júcar, zona de Cuenca, tomada en 1177, y de Alarcón, 1183), aprovechando que en este último el dominio almohade no se estableció y fueron tierras en poder del «Rey Lobo», un hispano-musulmán más propicio a los pactos con cristianos, hasta su muerte en 1172. Entre la gran derrota castellana de Alarcos (1195) y la victoria de Las Navas de Tolosa (1212), el proceso repoblador casi se detuvo, pero en 1215 se reanudó en torno a la posición adelantada de Alcaraz. 

Desde 1224 a 1276 se completa la repoblación de Castilla la Nueva, ya sin el peligro de la frontera, puesto que se ha conquistado Andalucía y las plazas extremeñas y levantinas en poder de los musulmanes. Hay que mencionar, también, las repoblaciones tardías, a veces hasta el siglo XV, en zonas de retaguardia, muy al N, en los valles del Tiétar y del Guadarrama. Se comprende bien, por tanto, que Toledo haya sido un lugar de encuentro entre dos grandes civilizaciones, hostiles pero próximas, du-rante siglo y medio. Continuaba con ello una tradición anterior, en su época de ciudad islámica, y preludiaba, también, la continuación aminorada de la osmosis cultural cristianoislamo-judaica en los siglos XIII y XIV, dentro de su condición dominante de ciudad castellana. 

De todas las áreas de Castilla la Nueva conquistadas en los ss. XII y XIII centrará nuestro interés la de Toledo, ciudad, con su término rural próximo, hasta unos 30 o 40 kilómetros de radio, más algunas prolongaciones, situadas casi siempre en el área más poblada de la cuenca media del Tajo, en el triángulo comprendido entre Guadalajara, la propia Toledo y Talavera. Ya era la zona mejor organizada y poblada, y la más apta para la repoblación, cuando ocurrió la conquista de Alfonso VI a finales del siglo XI, se consolidó como tal en los siglos XII y XIII, y persistía aquella primacía demográfica y de poblamiento tanto a fines del siglo XVI, cuando se redacta la gran encuesta catastral conocida como «Relaciones Topográficas», como en la actualidad, en relación con otras tierras de Castilla la Nueva. 

Miguel Ángel Ladero Quesada Universidad Complutense. Madrid
https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/7136/1/HM_03_03.pdf

jueves, 27 de abril de 2017

La Historia de los Judios Toledanos del Siglo XIV, en los documentos ( II)

Resultado de imagen de judios en españa siglo xiv
Dice el rey que Per Alfón "seyendo mío vasallo e mío natural, fue en fabla o en consejo que los de Toledo se al:l.asen contra mí en contra mí e contra mío servicio con la boz que touieron con la reyna donna Blanca mi muger, e estando Sr con ellos, enseñándoles e faciendo algunas cosas c¡ "e non deuía, contra mío servicio.

Et teniendo en su poder la puente q,ue dizen de Alcántara que es en la dicha cibdat, e teniendo las llaves della, metió por la dicha puente al conde e a don Fadrique con muchas conpannas de a cavallo e de pie, seyendo míos desnaturados, e andando en mío de servicio,quemando e robando la mi tierra, por ande se ellos apoderaron de la dicha cibbdat e la mi judería, e pusieron fuego en ella, salvo porque me quiso Dios ayudar que la oue a entrar e cobrar por fuerza estando Sr los sobredichos.

Et otrosy, el dicho Per Alfón tomó e robó muy grandes cuantías de mrs. de los mis tesoros e de las mis juderías e de las mis rentas e pechos e derechos, syn mi carta e syn mi mandado e fizo otras cosas que non deuía contra mi sennorío, por las cuales razones sobredichas el dicho Per Alfón cayó en mal caso e podría pasar contra él e ha perdido por ello el su lugar de Ajofrín e todos los otros sus bienes muebles e raízes ...  .



El total de lo que había robado Per Alfón ascendía a 350.000 mrs.; el rey dona luego la villa de Ajofrín a su guarda mayor Fernand Pérez de Portocarrero, con la condición de que se hiciera responsable de esa deuda y pagara la cantidad expresada a su tesorero Semuel ha-Leví y otros.
(11) Véase Judíos d. Tol.do, 1, .. 06-407.

El 12 de octubre del mismo año 1355, Pedro 1 otorga perdón a los vecinos de Toledo que se habían sublevado en contra suya, excluyendo del perdón a los moros que hubieren hecho algún maleficio contra los judíos, y además cita nominalmente como fuera de su gracia, a Yohan Ferrández Abayud, 9apatero, amo que fue de la muger de don YU9af el Levy, hijo de su tesorero Semuel, y a Ramiro, un criado de Alfón Ferrández el Nieto (12). El cronista López de Ayala dice que los enriquistas mataron en el Alacava, que era un barrio exterior judaico, hasta 1200 judíos (13), pero este número resulta bastante exagerado .

Resultado de imagen de judios en españa siglo xivEn realidad, la verdadera guerra civil no empieza hasta la primavera de 1366, cuando el conde don Enrique, que estaba en Francia, pasa a Castilla llevando a su servicio a las Compañías Blancas de Beltrán Dugesclín, y en Calahorra se hace proclamar rey de Castilla y León; durante un año, Toledo, como gran parte de Castilla, estuvo con los enriquistas, y su aljama hubo de dar en 15 días un cuento de mrs. para el pago del ejército mercenario.

Pedro 1 también acudió al extranjero en busca de ayuda, y con las tropas. del príncipe de Gales, llamado el Príncipe Negro, entró por Roncesvalles y el 3 'de abril de 1367, obtuvo en Nájera' una gran victoria contra su hermanastro; recuperó así las riendas del reino, pero no por mucho tiempo, pues las discordias con su aliado originaron la retirada de las tropas inglesas, mientras que el de Trastámara, con auxilios de Francia, hace una nueva incursión por Castilla, deteniéndose en Calahorra y Burgos; en esta ciudad, por haber encontrado resistencia en la judería, adicta al rey verdadero, impone a la comunidad hebraica la multa de otro cuento de mrs., a cambio de sus vidas.

Toledo en esta segunda etapa se mantiene fiel al rey don Pedro, lo que costó a la ciudad sufrir un duro asedio desde abril de 1368 hasta el drama de Montiel. Desde la judería y el castillo, de nuevo combatieron juntos cristianos y judíos para impedir la entrada de las tropas trastamaristas, viéndose obliados a inutilizar el bello puente de San Martín, que rehizo más tarde el arzobispo Tenorio.

Pedro 1 salió de Sevilla donde se había refugiado, con ánimo, sin (12) Id.m, 407-409. (1~) B.A.E .• tomo 66. tó2. 54 duda, de acudir en defensa de Toledo, pero el encuentro de los dos hermanos en Montiel, puso fin a la contienda con el regicidio de don Pedro, el 23 de marzo de 1369. Todos los cronistas hispano-hebreos recogen noticias de estas luchas que tan funestas consecuencias tuvieron para los de su raza, ya que hubieron de soportar atropellos y rapiñas de las tropas mercenarias de ambos lados; señalan en número de 8.000 los judíos que murieron por su completa indigencia; otros historiadores elevan hasta 28.000 las víctimas.

En represalias por la parte activa que habían tomado los judíos en la resistencia de Toledo, el nuevo rey impuso a la aljama una sanción de 20.000 doblas, recomendando su recaudación al tesorero mayor Gómez García, con poder para vender en pública almoneda, los cuerpos de los judíos y sus bienes, y les hiciera toda clase de apremios, incluso el tormento, hasta que cobrase la cantidad citada (14).

Después de los desastres de la guerra, la multa puso a los judíos al borde del agotamiento. Dice el cronista Yosef ha-Kohen: "también los judíos que había en Toledo bebieron la copa del vértigo, y comieron carne de sus propios hijos, a causa de la carencia de todo". (15). En los libros del Refitor de la catedral, se refleja en estos años el pellO de la guerra; muchas casas de su pertenencia, están vacías o derribadas; refiriéndose a las de la judería, es frecuente encontrar frases como:"derribaronla e es muerta (quien la ocupaba) ella y sus herederos"; en el Degolladero, también las casas de un judío "derrocáronlas a la cerca, et él es muerto"; en el barrio de Cosperos, donde se encontraban en años anteriores muchas tiendas ocupadas por judíos carpinteros, sólo quedaba ya una tienda derribada; en Santo Tomé, había pasado a Mosé, (1 ") Publicon: Amador, Hidor;o".d./os ¡udlol d. Españo: 11, 571; Baer, Die Juden, 11, 201-203.

Algunos autores han destacado 101 términos tan duros con que le amenazo (a los judlos infractores en el documento de Enrique II pero en realidad no pasaba de ser una cl6ululo conminatoria empleada en las escrituras de to 'poco. El albol6 dado .16 d. junio d. 1369, inmediatamente despues la entrada del nuevo rey en ToIedo, 1\010 e1 valor de la doblo en mn., que resulta una cantidad global inferior 01 cuento de mil. que tuvo que pagar la aljama toledana en 1366 y la de Burgos en el mismo año y al siguiente. (15) V'ose mi traducción ola obro de este autor, Emeq "'0-&0",.,6, Madrid, 196-1, págs 151-153. 55 tundidor, las casas del platero don Mosé, "por quanto éste no era en la tierra", y así podríamos citar multitud de ejemplos.

Con la nueva dinastía de los Trastámara, se acentuó la quiebra en las relaciones de cristianos con judíos. Las dificultades económicas como consecuencia de la guerra, habían exacerbado en el pueblo el odio contra un sector judaico que, a pesar de todo, seguía poderoso e influyente.

En todas las cortes que se celebraron en el reinado de Enrique 11, se plantea la cuestión de las deudas a los judíos, llegando a pedir los procuradores toledanos, ya en mayo de 1366, la condonación total de las cantidades adeudadas; exponen más tarde, lo pobre y despoblada que estaba la tierra por los grandes impuestos que les había exigido el rey tirano, los elevados intereses que les habían llevado los prestamistas apoyados por Semuel Leví, pero también por los robos y matanzas de las compañías extrañas que el propio don Enrique tenía a su servicio.

El rey perdona parte de las deudas judiegas y concede algunas moratorias de pago, pero no accede del todo a las exigencias de las peticiones, sino que defiende a las aljamas, que también estaban pobres porque no cobraban mida desde hacía tiempo; parecía desmentir con la nueva actitud hacia los judíos, la anterior etapa de propaganda antisemita que tantas adhesiones había atraído a su partido.

Exponen también los procuradores al monarca, el peligro que representaba el que los judíos tuvieran en sus barrios cercas y castillos; concretamente en Toledo, reunidos en sus fortalezas con bandas de cristianos, habían decidido la contienda en dos momentos críticos, a favor de Pedro 1; el nuevo rey, sin embargo, no quería dejar a los judíos demasiado expuestos, y se contenta con ordenar al arzobispo Gómez Manrique que inspecciones los trabajos de la cerca y que mande abrir en ella los portillos que creyera necesarios.

A pesar de su anterior hostilidad, Enrique II confía también a los judíos las rentas públicas y otros cargos administrativos; no se encuentran en este reinado documentos de prestamistas toledanos; casi todos los judíos pudientes eran arrendadores de los bienes del reino o de la catedral, ya que eran los únicos que disponían de personal apto, y sobre todo, de dinero para invertir.56

Habían pasado apenas dos años desde la terminación de la guerra y en las cortes de Toro de 1371, se ofrece un cuadro del estado social de los judíos, que contrasta vivamente con los relatos de los cronistas hebreos. Según los procuradores, los judíos disfrutaban de gran soltura y poderío en casa del rey y en las de los ricos-hombres, donde tenían tales oficios y eran tratados con tanta honra, que todos los cristianos tenían que obedecerles y reverenciarlos; incluso villas y ciudades les estr.ban sumisos y sufrían sus daños y cochechos. Ya antes, habían intentado conseguir del monarca que no hubiera en
las casas de la familia real, judíos que desempeñaran cargos, ni siquiera el de físicos, petición que indigna a Enrique II pues nunca hasta entonces se habían atrevido a formularla.

En las cortes mencionadas de 1371, se pide que los judíos llevasen señales en los trajes para que se
diferenciasen de los cristianos, como se hacía en otros reinos; en elogio de Enrique II dice más tarde el converso Pablo de Santa María, que fue el primer monarca castellano que obligó a los judíos a llevar divisas.

Juan l, su sucesor, pone en vigor las medidas aconsejadas por la Iglesia sobre apartamiento doméstico; prohibe a los judíos que reciten la oración contra los herejes (16) contenida en el Talmud; manda que no puedan trabajar públicamente los domingos y festivos, y les obliga a reverenciar al Santísimo Sacramento, o a quitarse de en medio, si le encontraban por la calle.

PILAR LEON TELLO
http://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/02/files_anales_0018_03.pdf

miércoles, 26 de abril de 2017

La Historia de los Judios Toledanos del Siglo XIV, en los documentos (I)

Resultado de imagen de La Historia de los Judios Toledanos del Siglo XIVConsidero fundamental para el conocimiento 'de un periodo histórico,la búsqueda del mayor número posible de datos inéditos que puedan proporcionar los archivos, y los referentes a judíos, se hallan en abundancia en Toledo; no en vano el judaísmo medieval alcanzó en esta ciudad su más alta cumbre.

Desde la reconquista, los judíos habían sido muy considerados en la península; faltos de gente que repoblara las zonas que se iban tomando a los árabes, los monarcas trataban de atraer a los judíos mediante concesiones otorgadas en fueros y privilegios; casi siempre se incluían, en los departimientos de casas y tierras cuando se conquistaba una ciudad, encomendándoles, a veces, I a defensa de castillos.

Eran los judíos excelentes colaboradores en la transmisión de la ciencia árabe y servían con eficacia en la administración del reino; no era extraño que en compensación, se les permitiese ocupar altos cargos en la corte.



De los libros del rabí de Toledo, Aser ben Yehiel, se desprende que la vida de los judíos castellanos era mucho más favorable que en el resto de Europa; por lo general, se gobernaban casi con total independencia en sus propios barrios.

A partir de las últimas décadas del siglo XIII, varios factores van a incidir en el declive lento de las aljamas judaicas; la presión legislativa de las Cortes, la gran epidemia de 1348, la guerra civil y la implantación de reformas religiosas y sociales en el reino, van gestando un clima de malestar y antijudaico, que al fin estalla en 1391, acabando con la hegemonía de las comunidades hebreas.

Voy a ocuparme en primer lugar de la usura porque en gran porcentaje, los judíos toledanos en esta época, eran prestamistas.

El tema de la usura judaica había sido materia muy debatida en Europa, durante el siglo XIII; en nuestra península, Alfonso X había establecido a principios de su reinado (1), como tipo. de interés
autorizable, un 3 x 4, que se ha interpretado, como una tercera parte de la cantidad prestada, esto es, un 33,33 por 100; esta cantidad que es la que se fija también en el Fuero Real, aunque parezca elevada, significaba una reducción a la admitida en los fueros, algunos, como el de Cuenca, permitía el doble de la cantidad llrestada. Alfonso el Sabio sólo se refiere a la usura de judíos y moros, "ca tengo que los cristianos non deuen dar a usuras por ley nin por derecho". También los judíos tenían prohibida esta clase de negocios, tanto en la Biblia como en el Talmud, pero consideraban aplicable el precepto sólo con sus correligionarios.

La iglesia inicia, a principios del siglo XIV, una campaña para apartar a 108 judíOll de los préstám08 usurarios, siendo Clemente V el primer papa que se ocupa de este asunh. Algunos laicos y clérigos de Toledo, basándose en cartas de' dicho pontífice, acudían a las jerarquías de la catedral, pidiéndole obligasen a los judíos, bajo pena de excomunión, a que les devolviesen los logros que les habían llevado por sus créditos. 

La aljaina toledana se querella al rey por la ingerencia eclesiástica en sus asuntos dinerarios, y Fernando IV se apresura a tomar la defensa de los judíos al mismo tiempo que establece el principio de soberanía sobre ellos; dice en cartas dirigidas al cabildo a principios del año 1307: "bien sabedes que todos los judíos o lo que han, es míos, e si esto passase contra ellos, que seríen estragados e non podrían cumplir los míos pechos"; encarga al toledano Ferrant Yuanes de Pantoja que hiciera conocer a los canónigos sus disposiciones ordenando que se abstuvieran de dar sentencias contra los judíos; Pantoja los amenaza hasta con la cárcel, pero no hubo necesidad de llevar las cosas tan lejos; los canónigos acatan las órdenes reales y renuncian a entrometerse en los pleitos sie usura de los judíos, "pues la sanna de nuestro sennor el rey tan grant era contra ellos por esta razón, e el este fecho havía tanto a cora~ón, .como que dezíe que lo tenía a par de le seer tollidos sus regnos e su sennorío" (3).

El pueblo, como principal víctima de la usura, hasta el punto de que con frecuencia tenían que vender sus casas, tierras o majuelos para saldar las deudas, no dejaba de presentar una y otra vez en las Cortes sus peticiones para conseguir moratorias y rebajas enlos pagos, alegando su pobreza debida a la escasez de frutos, las malas condiciones climatológicas o los excesivos impuestos; en otras ocasiones acusaban a los judíos de que, conscientes de sus necesidades, los obligaban a aceptar en las
escrituras doble cantidad de la que recibían, o insertaban cláusulas engañosas. Alfonso XI adoptó después una serie de medidas para evitar los fraudes, pero también prohibe que acudieran los cristianos ante el vicario o arcipreste para que anotaran en sus libros los préstamos que hacían los judíos, porque esto significaría poner el poder real bajo el de la iglesia; anula las bulas y decretos que hubieran obtenido algunos cristianos de papas o prelados contra la usura judaica.

Hay testimonio documental de los acuerdos convenidos entre algunos concejos, como los de Ocaña y Dos Barrios (4), con las aljamas de judíos, para resolver entre ellos arbitrariamente, los problemas de
deudores y acreedores. También en Toledo, en una ocasión en que los judíos habían conseguido del rey que los toledanos quedaran excluidos de una concesión de moratoria de pagos, una comlsJOn de hombres buenos de la ciudad acude presurosa a la Corte, que estaba eh Ciudad Real a principios de 1347, Y convence a los judíos para que renunciaran al privilegio que habían obtenido, y trataran este asunto entre ellos amistosamente, con el fin de que ninguna de las partes saliera perjudicada, dado el gran volumen de deudas que había en la ciudad; llegan finalmente a un acuerdo que está firmado por un procurador de los cristianos y un veedor de la aljama (5).

El plazo legal de que disponían los judíos para reclamar una deuda, solía ser de 4 o 6 años, menos los de, Toledo, que contaban con 30 años de vigencia; en la realidad, vemos por los documentos que los plazos eran mucho más cortos. Se insertaban cláusulas conminatorias muy apremiantes, y casi nunca se declaraba en ellos el tipo de interés, sino el recargo que cobraría el acreedor, por cada día que se retrasara el pago. Inesperadamente, en el Ordenamiento de Alclá de 1348, Alfonso XI prohíbe del todo la usura a los judíos, anula 10,8 privilegios que tuvieran en este sentido, y manda a los oficiales del reino que no volvieran "recaudar deudas judiegas. 

En compensación, los autoriza a tener heredades: "porque hayan mantenimiento e manera de beuir e pasar bien en nuestro sennorío, tenemos por bien que puedan auer e conprar heredades para sy e para sus herederos, en todas las cibdades e uillas e lagares de nuestro realengo" (6). Si el terreno estaba al sur del Duero, podían comprar en cuantía de 30.000 mrs.y al norte del río, sólo por valor de 20.000 mrs. El cambio de táctica de Alfonso XI no fue muy durable, pues la ley del Ordenamiento fue abrogada en 1351 a petición de los mismos procuradores.

Tampoco los judíos se habían sentido favorecidos con esa disposición, dado que los beneficios de las tierras no eran tan cuantiosos como los que sacaban de los préstamos, y sin riquezas no podían acudir al arrendamiento de las rentas reales, que era lo que les permitía estar cerca de la corte y actuar a favor de las comunidades hebreas.

Gracias a los préstamos, podían pagar a su vez los elevados impuestos que proporcionaban a los reyes los medios para proseguir la guerra con los árabes. Además de otros tributos reales y concejiles, las aljamas pagaban 6.000 mrs. diarios a la corona, aunque en el reinado de Fernando IV se quejaban los procuradores de que esta cantidad se había reducido al quinto, y que 5.000 judíos de los más ricos estaban excusados de pago, por lo que el reparto de alcabalas y otros pechos, recaía en los pobres; por esto, argüían, estaban las aljamas tan estragadas. Hacia mediados del siglo XIV disminuye el número de prestamistas en Toledo, y en adelante se dedican los judíos con preferencia al arrendamiento de rentas reales y aun más, de los bienes que poseía el cabildo catedralicio. '

Aumentan los agricultores, especialmente, los poseedores de viñas, que era el cultivo peculiar de la provincia; también tenían olivares, en particular por la zona de Maqueda, y sembrados de trigo y cebada. Tenían que dar un tributo por la explotación de las tierras a los señores de las mismas, y lo pagaban conjuntamente con el concejo, hombres buenos y moros de cada poblaión; los de Santa Olalla, por ejemplo, pagaban seis cargas de la uva que Dios diere en el sexmo; los de lllescas, daban al cabildo ciertas fanegas de pan; unos y otros conciertan con el arzobispo sustituir la especie por una cantidad de mrs. fija, anual. 

Lo mismo consta que hizo Torrijos. Desde el año 1300 aparece repetidamente mencionada una pequeña villa agrícola, con el nombre de Aldehuela de los judíos. Otros oficios desempeñados por ellos en el siglo XIV, eran, siguiendo un orden alfabético, los de albañil, alfayate, almojarife, amblador, anzolero, ballestero, bodeguero, bolsero, bordador, candelero, carpinteo ro, cerrajero, cirujano, contador mayor de las cuentas reales, corador, corredor de bestias, curtidor, despensero· de la reina, endechera,escribano, esmaltador, especiero, físico, hornero, lencero, maestro de llagas, molinero, pellejero, platero, plegador de paíios en los entierros, procurador de las aljamas, rab, recaudador, sacristán de la sinagoga,sedero, talmudista, tejedor, tendero, tesorero, tintorero, trapero,
tundidor, veedor de la aljama y zapatero. 

Algunos artesanos seagrupaban en gremios y tenían sus tiendas en una misma calle, como los carpinteros, que las habían establecido en la llamada de Cosperos. Un rabino de Toledo nos informa que la ciudad, aunque era todavía una patria para Israel, estaba perdiendo la hegemonía sobre las otras comunidades de Castilla; en otros tiempos, dice, los judíos toledanos habían sido opulentos, pero cortos en número, muchas casas estaban concentradas en una sola familia; en el reinado de Alfonso XI, los judíos ricos estaban deseando arrendar sus casas y sacarles beneficio, y el barrio hebreo estaba, en la época, más densamente poblado.

A mediados de siglo la judería toledana sufrió una desgracia generalizada con motivo de la llamada peste negra, una de las mayores epidemias del medioevo. De origen asiático y traída a Italia, según se
cree, por unos malineros genoveses, se propagó rápidamente por Europa ocasionando la pérdida de un tercio aproximadamente de la población. En Alemania y Francia, que sentían bastante malquerencia por los judíos, los culparon de haber envenenado las aguas y de haber contaminado el aire, acusación que empezaba a ser frecuente en el siglo XIV, en toda Europa occidental. 

En Aragón y Cataluña también se produjeron disturbios y matanzas contra los judíos por este motivo,
como consta en documentos del archivo de la Corona de Aragón, que han sido publicados. Se creía que la epidemia se había extendido en España sólo por la zona levantina y por el sur; el propio rey Alfonso XI fue víctima de ella, cuando sitiaba Gibraltar. Respecto a Castilla, hay pocas noticias de la
peste negra y no se conocen atropellos contra los judíos por esta causa;

pero como los cristianos, sufrieron sus efectos. Concretamente en Toledo contamos con una fuente excepcional para su estudio: las inscripciones funerarias del cementerio hebreo, que nos revelan los
nombres de los principales judíos que perdieron sus vidas entre el verano de 1349 y el otoño del año siguiente. De las 76 lápidas de que consta la colección epigráfica, una treintena está datada en esas fechas, y baeal referencia a que· fue la peste la enfermedad que 108 llevó al sepulcro. 

Casi todas estas tumbas pertenecían a familias judías de apellidos ilultres, como los ha-Lev! Abulafl8., los Ben Aser, los Sosan o Abenxuxen, etc., y por consiguiente, hay que admitir que habría muchas más bajas entre la gente humilde, que no tendrían medios ni interés en perpetuar sus nombres con inscripciones. Se conservan algunos de los epitafios, y de los desaparecidos tenemos noticias gracias a una copia que se hizo a principios del siglo XVI y que se insertaba en un manUócrito de la biblioteca de Turín; en 1841 se hizo una edición de los mismos, en Praga. Don Francisco Cantera publicó los epitafios con su traducción castellana, en la obra 

Las inscripciones hebraicas en España (7).

En unos libros llamados del Refitor que posee el archivo de Obra y Fábrica de la catedral toledana, en los que se anotan las rentas y bienes del cabildo, encontramos a partir de 1350, que muchas de las casas alquiladas a judíos, estaban vacías, "desde la mortalitá" producida por la epidemia.

Entre las personalidades que sucumbieron por la peste, estaban r.Meir ha·Leví y su mujer Paloma, padres de r. Semuel, tesorero y favorito de Pedro I, del que no hay más remedio que hablar al tratar del siglo XIV en Toledo; con su influencia, esta c'omunidad y todos los judíos de Castilla, se vieron beneficiados; durante úna década fue arbitro de las resoluciones de la corte y consejero íntimo del monarca, quien, según una inscripción de la sinagoga, puso "en su mano cuanto le apetece y sin contar con él, nadie levanta mano ni pie; ante él inclinan el rostro los nobles". En los documentos de la época relativos a la administración real, encontramos la firma de Semuel en hebreo, con su sello. También interviene en la política y consta que en 1358 estuvo en Portugal, comisionado para entablar negociaciones entre las dos coronas. 

López de Ayala, en la Crónica del rey con Pedro, expone los medios de que se valió don Semuel para allegar fondos al erario (8): consiguió la donación de dos fortalezas, la de Hita y la de Trujillo, para depositar las cantidades que percibiese para el tesoro; mandó comparecer a los recaudadores y bajo testimonio de las personas a quienes habían defraudado en sus libramientos, les hizo devolver las cantidades que habían recibido como cohecho, que equivalían casi siempre a la mitad de lo expresado en las escrituras. En las fortalezas, según la crónica, llegó a reunirse "muy grand algo", pero en la documentación hay constancia de que era en la judería de Toledo, en la propia casa de Semuel Leví, donde se guardaban principalmente las riquezas del reino.

En documentos de 1355, referentes al levantamiento de Toledo contra el rey, se dice: "porque Toledo se alzó con la voz que tomó contra mí, contra mío servi~io, estando y la reina donna Blanca mi muger, et en como la dicha reina con consejo de los de Toledo a su mandado, me tomaron todo el nuestro tesoro, dineros, oro e plata ee joyas, que yo tenía en casa de don Samuel el Leví, mi tesorero mayor. E otrosy, me fue tornado por mandado de la dicha reyna e con consejo de los sobredichos, muy grandes cuantías de mrs. de las mis juderías ... " (9).

En carta del mes de mayo de 1360, el rey llama todavía a Semuel Leví "mío tesorero mayor y almojarife mayor de don Alfonso mi hijo", pero en diciembre de ese año, Pedro 1 comunica a las justicias de Toledo y de su arzobispado, que había mandado tornar los bienes del que fue su tesorero Samuel el Leví y de sus familiares, por deudas de las rentas reales; manda que se vendan sus bienes y se entregue su valor a Tel Fernández, alcalde mayor de Toledo, que en adelante lo encontrarnos ocupando las casas del rey en la judería, "do tornan las cuentas de dicho sennor rey~', y que habían pertenecido a don Semuel. 

Por entonces moría éste, preso y torturado en las atarazanas de Sevilla. Hay muchas conjeturas sobre la causa de su muerte; personalmente, creo en un conato de traición al monarca, que podía estar relacionado con la orden de destierro a Portugal dada por aquellos días al arzobispo de Toledo don Vasco, y con la muerte de su hermano Gutiel' Fernández de Toledo a quien el rey mandó quitar la vida, porque "le quería deservir"; todos los mayordomos arzobispales incurrieron entonces en la ira regia y fueron aprisionados. Es probable que el rey temiera se repitiese el caso de don pag de la Maleha, el amojarife del rey Sabio (10) y que tantas riquezas pudieran ír a parar a manos de sus enemigos.

Muchos judíos toledanos implicados en el negocio de lo recaudación, fueron encarcelados y despojados de sus bienes.

Otros judíos sustituyeron a don Semuel Leví en los asuntos de estado, especialmente, algunos miembros de las familias burgalesas de Haleví y Bienveniste.

Sobre la comunidad judía toledana se cernía otra gran desgracia; he aludido antes al alzamiento de la ciudad contra el rey en 1355, a favor de sus hermanastros y de la reina; los judíos se sumru-on a uno de los bandos contendientes, al partidario del monarca legítimo, y desde el castillo de la judería, intentaban impedir la entrada de los Trastámara en la ciudad, por el puente de San Martín; entraron, sin embargo, por el de Alcántara; en un documento del rey don Pedro quitando a Per Alfón el señorío de la villa de Ajofrín, se nos ofrece una velsión original de cómo pudieron hacerse dueños 'de Toledo.

PILAR LEON TELLO
http://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2014/02/files_anales_0018_03.pdf

martes, 25 de abril de 2017

El Péndulo Rural

Cuando a principios de los 80 llegué a trabajar al medio rural, la situación de los servicios en los pueblos se encontraba a una altura africana.

En una de aquellas localidades pedí un ventilador de 2000 pesetas para la consulta y me respondieron que decisión tan gravosa para el presupuesto había que pasarla por el pleno municipal. Ni que decir tiene que acabé llevándome el ventilador de mi casa.

Otro de los consultorios no tenía alguno de los cristales de las ventanas, ni silla siquiera en la que sentarse el paciente, y cuando con paciencia y modos franciscanos pedí que por favor no prepararan la limonada de la fiesta local en la consulta, el alcalde me espetó que me estaba poniendo “un poco soberbio”.



En otro pueblo el agua potable era tratada mediante el expeditivo método de que el alguacil iba al depósito y echaba un cubo de cloro por las mañanas, lo que hacía que a primeras horas del día pareciera que estabas lavándote con el agua de la fregona por el olor y sabor a lejía que salía del grifo.

Conocí también otra localidad donde, aunque tenían suministro de agua potable, no había llegado todavía la acometida de aguas residuales, por lo que cuando se “obraba” en los pocos servicios que había instalados en la localidad, al tirar de la cadena salía la sucia ofrenda a la calle y el dueño de la casa debía recogerla para después y llevarla a la cuadra, produciéndose así un curioso viaje de reciclaje de la materia orgánica.

En una ocasión me preguntaron unos cazadores italianos por el polideportivo y no salieron de su asombro cuando les señalé hacia la era, donde se habían clavado dos postes que hacían de portería.

Muchos pueblos tenían las calles sin asfaltar y se formaban a veces tales barrizales que a un compañero médico le tuvo que sacar un tractor del atolladero en la misma calle principal.

Pero con todas estas deficiencias también tenían los pueblos ciertas ventajas. Los funcionarios públicos residían en ellos formando una urdimbre mínima de gente formada que dinamizaba algo la vida rural. Luego, los médicos, los boticarios, los enfermeros, maestros, secretarios, veterinarios y hasta los guardias civiles fueron huyendo hacia las ciudades de referencia quedando los pueblos más abandonados aún. Y tanto es así que hoy día hay muchos alcaldes que ni siquiera residen en sus localidades.

El péndulo rural se movió al lado contrario con la democracia y los fondos europeos, y se empezó a ver algo de color en los pueblos. Consultorios dignos y centros de salud, nuevas escuelas, los Centros Sociales Polivalentes, ese equivalente democrático a los Teleclubs que promovió Fraga en los sesenta. O las carreteras, que iban dejando de ser caminos de cabras de cuando Primo de Rivera, etc…etc..

Pero como sucede en todo lo español, pasamos a la exageración, el dislate y el despilfarro con suma facilidad: se hicieron frontones en pueblos donde solo había viejos que iban allí a charlar a la sombra del hormigón, o centros de salud como hospitales, y muchos de esos fondos se fueron a desconocidos destinos por las alcantarillas, en comunidades autónomas regidas tanto por la derecha como por la izquierda. Y de tener sólo al alguacil con funciones de pregonero, pasamos a la contratación de funcionarios municipales en un número casi siempre excesivo para los habitantes a los que tenían que dar servicio.

Y ahora vienen estos nuevos gestores y consejeros que van y vienen de Madrid y se creen que esta comunidad autónoma es como la capital, que concentra en un número de kilómetros cuadrados muy reducido una población de seis millones de habitantes, y utilizan criterios economicistas que pueden dar la puntilla a nuestros pueblos. 

Los chavales rurales no saben ya distinguir una encina de un alcornoque y solo miran subyugados a sus aparatitos digitales cazando monstruos cibernéticos cuando antes cazaban lagartijas, actividad mucho más interesante a mi modesto entender. Los rumanos cogen la aceituna, o se quedan noche y día en las labranzas que aún quedan habitadas. Deslumbrados por la ciudad y sus atractivos solamente esperan el momento apropiado para marcharse creyendo que en la urbe atan los perros con longaniza, aunque sea de plástico.

El péndulo vuelve al otro extremo, pero cada vez su recorrido es menor y cualquier día se rompe su cuerda y el campo acaba muerto. El problema es que el asfalto de la ciudad no es comestible.

ABRIL 5, 2017 MIGUELMENDEZ
http://lamejortierradecastilla.com/el-pendulo-rural/


lunes, 24 de abril de 2017

Memoria reciente del castillo de San Servando. Sus preludios

En los años cuarenta, captaría el interés para alojar un ideal educativo apadrinado por el Frente de Castillo de San Servando fotografiado por Casiano Alguacil hacia 1885.

FOTO ARCHIVO MUNICIPAL DE TOLEDO

En Toledo, el nombre de San Servando se asocia al castillo situado en la orilla izquierda del Tajo, un secular vigía del puente de Alcántara. En origen, fue un castelum romano, quizá rehecho en época islámica y, más tarde, aprovechado por fuerzas cristianas. 



En 1380 fue reforzado por el arzobispo Tenorio para después, ya sin valor estratégico, sufrir una continua dejación hasta el siglo XX.

Banderas en el torreón del homenaje del castillo de San Servando, en julio de 1949. FOTO ARCHIVO ANTONIO PAREJA
Sin embargo, el nombre de la fortaleza, en realidad, se debe a una edificación cercana, el monasterio que Alfonso VI otorgó a los benedictinos, en 1095, y dedicó a los santos Servando y Germano, como voto por haber salvado su vida, el día de tales mártires, el 23 de octubre de 1086, en la batalla de Zalaca.

Al cenobio llegaron monjes marselleses que sufrirían repetidos ataques almorávides, lo que justificó su marcha en 1110. Siglos después, otras órdenes y el propio arzobispado ocuparon aquel lugar que, en 1932, acogería el nuevo Hospital Provincial. Este proceso lo divulgó, en 1927, el militar e historiador Castaños Montijano (1852-1929) para ser salvadas, sin éxito, las últimas huellas del antiguo convento.

En 1874, gracias a la Comisión Provincial de Monumentos, la fortaleza fue declarada Monumento Nacional, siendo la primera de España que recibió tal distinción y, a su vez, la primera del patrimonio toledano, siguiendo, en 1878, la Sinagoga del Tránsito y la Puerta del Sol. Sin embargo, los muros tan sólo abrazaban ya un maltrecho solar aplicado como almacén de pólvora y ocasional aprisco. 

Castillo de San Servando fotografiado por Casiano Alguacil hacia 1885. FOTO ARCHIVO MUNICIPAL DE TOLEDO
A pesar de todo, el castillo fue escenario esporádico de actos de todo tipo. En 1889 se propuso erigir una pirámide, de 20 metros de altura, dedicada a la unidad católica de España, además de colocarse cruces y estaciones del Vía Crucis en alguna Semana Santa. Para los «scouts» toledanos, San Servando era un destino de excursiones festivas, como para los cadetes, aún alojados en el Alcázar, un paraje de puntuales prácticas. 

No faltaron tampoco las voces que pedían arreglar los accesos para favorecer las visitas turísticas. Finalmente, ningún proyecto llegaría a buen puerto hasta la posguerra civil.

En los años cuarenta, el Castillo captaría el interés para alojar un ideal educativo apadrinado por el Frente de Juventudes (entidad creada, en 1940, para encuadrar niños y jóvenes entre los 6 y 21 años), que ya tenía en Toledo una Academia Cultural, ubicada en la calle Hospedería de San Bernardo 4 y 6. Aquí residían las Falanges Juveniles de Franco que, entre sus actividades, ofrecía clases gratuitas de cultura general a cargo de un sacerdote y dos profesores. Aunque este proyecto, desde el curso 1941.42, se encuadró en el sistema educativo, los recursos eran escasos. 

Fue crucial el papel de un activo maestro y pedagogo, Matías Martín Sanabria (1901-1965), llegado a Toledo en 1934, que ahora ejercía como delegado del Frente de Juventudes y profesor de Prácticas de Magisterio. En 1946 creó un aula para niños de cinco años («una escuadra», como se aludió en una memoria posterior), a cargo de una maestra, Otilia López Pintor, a la que pronto sustituyó Alicia Santos Forcelledo hasta 1978. En 1948 el aumento de matrícula hizo crecer el número de aulas: una más de iniciación, a cargo de Maria Eugenia Martín de Vidales, y otra, de grado elemental, que tuteló Manuel Martín-Abad Cáceres. La falta de espacio hizo que todas las clases se llevasen al edificio de Magisterio, frente al paseo de Merchán. 

En 1949 se sumó un maestro más, Adolfo Tordera Cortecero que, como los anteriores, permanecería hasta 1978. Sin embargo, el mal estado de las instalaciones exigiría otro traslado. El nuevo y definitivo lugar fue la planta baja de la Diputación. Allí, se habilitaron los espacios necesarios como aulas, decorando una de ellas el pintor Ruiz de los Paños con personajes de Walt Disney. En junio de 1950, Martín Sanabria, afirmaba que aquel proyecto no nacía para competir con otros centros docentes, ni tenía un carácter benéfico, pretendía ser un «lugar de selección», que abría sus aulas a «todas las clases sociales». Pronto se irían creando nuevas aulas e incorporándose más docentes que consolidaron la institución.

El centro recibiría el nombre oficial de Escuela Graduada de San Servando y, más tarde,Colegio San Fernando. El cierre llegaría en 1978, al suprimirse el Patronato Escolar Primario del Frente de Juventudes del que dependía. Según Cruz Orozco, que estudia el ocaso del sistema educativo impulsado por el Frente de Juventudes, indica que en los años sesenta reunía a casi 6.000 alumnos sobre un total de 3,7 millones de escolares de Primaria. 

En cambio, los colegios católicos, desde la firma del Concordato, en 1953, ya captaban más alumnado. En aquel momento, en la provincia de Toledo, había más de 5.600 niños y niñas instruidos por religiosos, frente a los poco más de 300 que atendía Juventudes. Aunque esta institución pretendió educar conforme al espíritu ideológico del Movimiento, a medio plazo, además de cubrir las plazas escolares que no creaba con suficiente celeridad el Ministerio de Educación Nacional, sus centros funcionarían como colegios públicos con buenos docentes y magníficos logros, algo que ocurrió en Toledo con resultados sobradamente probados por varias generaciones.

Mientras así evolucionaba la sección de Primaria, la Academia de Cultura seguía anunciando, desde 1943, en su sede, de la calle Hospedería de San Bernardo, clases de cultura general (en horario de tarde-noche), la preparación para alumnos (siempre niños) de nueve años en adelante para el examen de ingreso en el Instituto, o bien en Magisterio, además de becar los estudios a quienes aprobasen los niveles correspondientes. En 1944 llegaba a Toledo Blas Tello y Fernández Caballero. que ejercería como gobernador civil hasta 1951, siendo un fuerte adalid del proyecto educativo iniciado por Martín Sanabria y que ahora, bajo una nueva cobertura normativa, podría ampliarse a niveles superiores con una docencia reglada y reconocida.

En el curso 1948-49 el número de alumnos de la Academia de Cultura era de 150, desde Primaria hasta quienes cursaban quinto de Bachillerato, más 180 becados en otros estudios. En aquel momento, Tello anunció el deseo de que aquella Academia acogiese en un futuro el alumnado de la «clase modesta y trabajadora» de la provincia que no tenía acceso a las enseñanzas medias, para lo que sería preciso habilitar un internado en Toledo. Para lograrlo puso su atención en el arruinado castillo de San Servando de manera que, el 18 de julio de 1949, una vez cedido por la Dirección General de Bellas Artes, presidiría el izado de banderas en la antigua fortaleza, anunciado que, en un año, estaría ya en uso el nuevo colegio. Sin embargo, los deseos tardarían en cumplirse en medio de otras circunstancias que señalaremos en un siguiente artículo.

RAFAEL DEL CERRO MALAGÓN 10/04/2017 14:40h - Actualizado: 10/04/2017 19:40h.
http://www.abc.es/espana/castilla-la-mancha/toledo/ciudad/abci-memoria-reciente-castillo-san-servando-preludios-201704101440_noticia.html

domingo, 23 de abril de 2017

¿Qué haces ahí,Toledo?

¿Qué haces ahí, Toledo, asentada sobre esa alta roca de siete cerros, que ciñe en ancho rodeo el celebrado Tajo del oriente a occiente, dominando esa fértil y frondosa Vega y rodeada de empinados montes? 

Ahí estás como una reina hermosa, olvidada por la ingratitud y maltratada por los años, ostentando aún tus antiguas galas; ahí estás presentando en magnífico panorama tus más preciadas joyas. 

Aquí tu Alcázar suntuoso que domina con su mole inmensa a la ciudad que aparece dormida a sus plantas; allí la gótica catedral, cuya gigantesca torre parece taladrar las nubes; acá el célebre monasterio, erigido por la fe de Isabel y de Fernando, con sus gallardas agujas y airosos botareles; más allá la grandiosa fábrica levantada por la caridad del consejero del primer monarca de ambos mundos; al lado del occidente las celebradas sinagogas, que respiran todo el orientalismo de sus fundadores; y más adelante, en fin, otros cien monumentos cuyas ruinas aumentan tu dolor y amargura.

José Amador de los Ríos. Toledo Pintoresca (1845)














sábado, 22 de abril de 2017

Sepulcro gótico de Don Pedro Suárez

Una de las manifestaciones más espectaculares del estilo gótico son los sepulcros. Un precioso ejemplo es la sepultura de don Pedro Suárez de Toledo. 

Pedro Suárez de Toledo, fue alcalde y notario mayor de Toledo, señor de Casarrubios del Monte y caballero de la Corona de Castilla. Se casó con Juana Meléndez de Orozco, y su hija Inés Ayala, fue tatarabuela de Fernando el Católico. 

Pedro Suárez, como buen militar, falleció en acto de servicio, luchando contra los portugueses en la batalla del Troncoso en 1385.

Durante la Baja Edad Media se muere según la condición social a la que se pertenece, y esto se materializa en el lugar, y la forma de enterramiento.



De esta manera, y a partir precisamente de la Baja Edad Media - antes estaba prohibido - la inhumación en el interior de los templos, donde el finado gozaba de la protección de los santos, y donde los demonios tenían más difícil penetrar, se convirtió en práctica habitual. 

Tras su fallecimiento, Pedro Suárez, fue enterrado en el Convento de Santa Isabel de los Reyes en Toledo, aunque su sepulcro permanece en la actualidad expuesto en el Museo Marés de Barcelona. 

El sepulcro fue elaborado en Toledo, en el taller dirigido por Ferrand González, posiblemente el más importante de la ciudad imperial. Rasgos característicos de las esculturas salidas de este taller son la escasa altura de las camas y su decoración a base de medallones. 

La estatua yacente aparece ataviada con las vestimentas propias de su ocupación terrena, y el mármol se encargaba de eternizar. El caballero se representa con su armadura y el fraile con su hábito. Y en ocasiones con ambos. De esta manera, el noble pretendía ofrecer a los hados del destino una humilde muestra de su piedad.

Siguiendo esta pauta, el caballero Pedro Suárez, viste la armadura, símbolo inequívoco del orden de los bellatores, que queda disimulada bajo el hábito franciscano, puesto que en vida, el ideal cristiano, se superponía a todos los demás. Otro indicador más de franciscanismo, es el cordón que rodea sus escudos, grabados en el sepulcro.

Un elemento característico de la iconografía mortuoria caballeresca es la presencia del perro, normalmente a los pies del difunto, aludiendo a la consabida fidelidad, pero haciendo referencia también a una de las actividades predilectas de la nobleza; la caza. 

El caso del perro del caballero toledano alcanza tintes legendarios. Don Pedro murió valientemente en combate con los portugueses y su compañero canino, siempre fiel, cogió la mano que los enemigos habían cercenado a su señor y la llevó hasta el Convento de Santa Isabel de los Reyes, donde se encontraba su hija María. 

La desdichada María comprendió rápidamente el mensaje e hizo trasladar los restos de su amado padre desde el campo de batalla para darle cristianas sepultura. Como reconocimiento al valor y lealtad, el protagonista de la hazaña, fue esculpido a los pies de su señor.

http://herodotohistoriant.blogspot.com.es/2014/05/sepulcro-gotico-de-don-pedro-suarez.html

viernes, 21 de abril de 2017

Mancebias y casas de acogida en Toledo en el Siglo de Oro ( y II )

Resultado de imagen de Mancebias y casas de acogida en Toledo en el Siglo de Oro
La primera sentencia la fijaba en 2,500 ducados, pero ellos pedían que se les concedieran los 2,600 en que el juez árbitro, Lorenzo Olivero, veedor de las obras reales de Toledo, la había fijado, a la luz de las pruebas presentadas: la renta de cada año de la casa eran 2I0 ducados y dos pares de gallinas, pero para los siguientes estaba arrendada en 230 ducados y 6 pares de gallinas, "y que siendo la dicha renta perpetua y va cada día subiendo", el juez valoró el millar en más de 25,000 mrs.

Los propietarios pidcn csta cantidad a cambio de rctirarse de un pleito ya largo, quc en el documcnto real se dice dura más de quince meses.

Añaden, adcmás, el perjuicio que se les ocasiona ¿el no poder utilizar un edificio que había sido construido con el solo fin de ser mancebía, al que nadie querrá ir ni habitarr oné1. Sentencia cl rey que el concejo pague, cuando fuera requerido, los 2,600 ducados más los réditos de la casa desde cl día en que fueron sacadas de ella las mujeres, "con algo más".



No tardaron mucho Tomás Gaitán de Rivera y Rodrigo Ávalos en requerir al corregidor que hiciera efectivo el pago,to inclicando quc hay dinoro para realizarlo "dcl depósito de los veinte mil ducados dc la última facultad quc su Magestad a concedido a csta ciudad, pucs cste cs uno de los cfectos para quc so conccdió la dicha facultad y ay de ellos con que poderse pagar la dicha cantidad".

Resultado de imagen de Mancebias y casas de acogida en Toledo en el Siglo de OroY así lo hizo, pagando las trcs cuartas partes dc los 2,600 ducados el 10 de enero do 1511 "del cofre donde sc pusieron los 20,000 ducados quc dio don Fernando de la Cerda por el tributo que le impusieron los señoros Tolcdo"."

Municipalizada e incorporada a los bienes de propiedad de la ciudad la casa de mancebía se arrienda por periodos de cuatro años. Los rendimientos cconómicos quc produce al concejo  han  sido analizados  por Julián Montemayor."

Aparece por primera vez entre las rentas de 1583 con una cantidad superior a 150,000 mrs., quc sc incrementa hasta un máximo de casi los 200,000 cntre 159l-1,594 para desconder después, bruscamente, hasta los 80,000 mrs., en 1607,y de nucvo en 1615 a sólo 40,000 mrs. anualcs. Montemayor considera este dcscenso dc los ingresos como un reflejo de la pérdida de población de la ciudad, no debe ser la única razón.

El Corral de Comedias, también incluido en los propios dc Toledo, en 1584 fue rematado por su arrendador en 105,000 mrs., y en los años finales del siglo renta 700,000 mrs., alcanzando en 1606 la cantidad de 1.320,000 mrs. Pasó a ocupar cl scgundo lugar de las rentas municipales y a lo largo de todo el siglo XVII será uno de los componentes más importantes dle las finanzas municipales.

Por cl contrario la casa de mancebía fue decayendo. Se suceden las quejas al concejo de los arrendadores de la casa. En cnero dc 1601 Juan Gómez, que la había rematado en 112,500 mrs. pide que se le descuenten 18 días que la casa e stuvo cerrada y las llaves cn poder del mayordomo de la ciudad, porque cs pobre y ticne mucha nccesidad, por lo que la ha traspasado a Diego Ló pez.

Éste, en septiemlre de 1608 reclama dcl mayorclomo de la ciuclad los gastos que realizó en la casa dc manccbía cuanclo le tuvo arrcndada. El estado de conservación del edificio no era bucno y el concejo no hacía los reparos necesarios. El 4 de octubre de 1613 Antonio García, a cuyo cargo está la casa pública dice que para poder vivir y habitar en ella es necesario arreglarla, porque se hunden los tejados y otras cdificaciones, y hace más de ocho años quc no se reparan. Suplica que la ciudad mande un alarife con el mayordomo y vean las obras que son necesarias.

Tres días después emiten su informe: primeramente tejar de nuebo todos los tejados con sus caballetes y limas y canales maesas, todo... lleno y caballete de yeso puro, todo labrado a cordel, y ansímismo arreglar en unas piezas unos tabiques que cstán caídos ans íen las altas como en las bajas muchas llabes y cerraduras que faltan y adobar algunas puertas que están quebradas y desencajadas así en las piezas de las mugeres como en la del padre, y apretar unos pedazos de parcdes y en el patio y cocina enpedrar muchos pedazos y aderezar la cocina y la chimenea y solar muchos pedazos de las piezas altas y bajas y rebocar unos cimientos y otros muchos remiendos menudos, los quales dichos reparos son forzosos y necesarios de acer luego por estar todo undido y maltratado, y no aciendose luego no se puede habitar en los aposentos y bendrán más gastos."

La descripción no puede ser más clara, el edificio no está en condiciones dc ser habitado. Después Antonio García sc dirigirá al concejo y le comunica que no quiere tener la casa por más ticmpo y entrega las llaves," aunque antes había pedido un descuento en su alquiler por 26 días que no ganó nada al haber sido llevadas las mujeres a una casa de recogidas La causa de la ruina de la casa está motivada más por un cambio de actitud hacia la prostitución quc por la pérdida de población de la ciudad, con ser ésta muy importante. No es extraño, pues, que cuando las mancebías fucron suprimidas en 1623 por una pragmática de Felipe IV el concejo pcrdicra una renta poco importantc. Desdc entonces no aparece entre los propios.

La casa seguía en pie en I778, era de propiedad municipal y se utilizaba como casa de vecinos, produciendo una renta reducida Esto no quicre decir que la prostitución de sapareciera dc la ciudad. Siguió cjerciéndose a domicilio, como en el caso de Claudia v María Chaves. madre e hija, montañesas afincadas cn Toledo, "que" tienen a todos los mozos del lugar muy gratos y por suyos" como se dice en cl proceso inquisitorial que se les formó en 1651, aparentemente por prácticas de hechicerí asaz también en lugares apartados, tales como la Vega Baja, camino de la Venta de la Esquina, donde hay tres cuevas en las que "se refugian mujeres públicas y soldados y paisanos".

En realidad a lo largo de los años que aquí estudiamos se va produciendo un cambio de actitud hacia la prostitución, reflejo de una evolución en la mentalidad de la época. Es patente en el proceso de alejamiento de los lugarcs de su ejercicio del centro a la periferia hasta ahora descrito: de una presencia de las rameras en los mesoneson de la zona cercana a Zocodover y en los de los arrabales a su concentración en una sola casa, situada, eso sí, en una de las calles de acceso al centro desde el puente de Alcántarayjunto a unlugar muy frecuentado, el pósito, y de al( al fondo de la Antequeruela, un lugar más descaminado.

Todo en el espacio de un siglo. Se ha pasado de una libertad sexual, que juzgaba con mucha indulgencia los actos de simple fornicación, a un control de la prostitución, considerada como un mal necesarioo que protegc la honestidad de la mujer de famila. Las mancebías son un fenómeno urbano, y la de Toledo era muy frecuentada, como ha comprobado Bennassar en los fondos de la Inquisición. Su tarifa, medio real, que no era cara, y la idea extendidísima en la época de que el pago suprimía el pecado, favorece la frecuentación del burdel.

En las tertulias muchas de las convcrsacioncs sólo tenían por objeto informarse hasta qué punto era pecado la fornicación. Son muchos los testimonios que ponen en evidencia una resistencia a la rigidez moral emanada del Concilio de Trento, y en toclas partes, hombres y mujeres se resistían a admitir que la simple fornicación, la que implica sólo a los solteros, fuera pecado. En el peor de los casos lo sería venial, nunca mortal.

Fue necesaria una campaña de propaganda por parte de la Inquisición, que aquí ataca no el comportamiento moral sino el error dogmático, y de los clérigos entre 1560 y 1620 para modificar lentamente el sentimiento general. Las casas de recogidas Todo este cambio se manifiesta en la reglamentación de las mancebías, sometidas a un control administrativo y sanitario por los municipios que tratan dc evitar el contagio, moral y físico, y sobre todo en la aparición, desde mediados del siglo XVI, de casas de recogimiento a las que debían acudir las mujeres que quisieran abandonar su vida anterior. Como ya se dijo, las deudas contraídas no serían un obstáculo.

La iniciativa del recogimiento queda en manos de la mujer, pero su voluntad se ve ayudada por una serie de prácticas de tipo religioso. Se trata de hacerle ver su vida de pecado y moverla al arrepentimiento como una nueva Magdalena. Con tal motivo la casa de mancebía de Toledo permanece cerrada  durante la Semana Santa y las prostitutas llevadas al hospital de Santa Leocadia donde son recogidas y alimentadas, predicadas y persuadidas las meretrices para que dejen aquella vida ynfamc y pecadora, dondc muchas son convertidas y casadas y con sus maridos perdonadas, porque ansí para los casamientos como para el perdón de sus hierros se allegan de buenas personas algunas limosnas

Estas prácticas de piedad no las rcalizan sin oposición. En Valladolid, la procesión del martes santo, que tiene su inicio en la iglesia de la Magdalena, es la de las mujeres públicas, y está destinada a ofrecerles una oportunidad de salvación, pero sus respectivos rufianes las vigilan y profieren las más terribles amenazas para aquellas que se arrepienten

https://ruidera.uclm.es/xmlui/handle/10578/5412



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...