lunes, 22 de febrero de 2016

Arqueología, Moscardó, Boabdil… Es el Museo del Ejército de Toledo

En tan solo cinco años se ha convertido en el segundo monumento más visitado de la ciudad, solo por detrás de la Catedral

Un 19 de julio de 2010 el entonces Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, actual rey Felipe VI, inauguraba la nueva sede del Museo del Ejército, que se trasladaba de Madrid a Toledo. Han sido cinco años de constante evolución que le han valido, junto con sus fondos y la historia que arrastra el emblemático Alcázar, convertirse en el segundo monumento más visitado de la ciudad, solo por detrás de la Catedral. En 2015 entraron en él 313.369 personas, una cifra algo menor que en 2014 –Año Greco- pero que no abandona la senda de crecimiento que inició desde su apertura.


Sus diferentes salas ofrecen un recorrido didáctico por la historia de España a través de la historia de sus ejércitos, una propuesta cultural a la que hay que sumar el propio edificio en el que se aloja, los restos arqueológicos integrados en el mismo y las ofertas culturales que se desarrollan a lo largo del año.

La entrada del Museo del Ejército recuerda que estamos ante un gran enclave patrimonial: el Alcázar. Los trabajos de remodelación y acondicionamiento llevados a cabo en la explanada norte para acoger el museo sacaron a la luz importantes huellas arqueológicas de antiguas ocupaciones humanas, desde la Edad de Bronce hasta el siglo XX. Así, las campañas de excavación realizadas por el medievalista Juan Zozoya entre 1999 y 2005 pusieron en valor una cisterna romana del siglo II, restos de muralla árabe; torreones de la etapa de la dinastía de los Trastámara…

Este imponente yacimiento arqueológico que se abre a los ojos del público da paso a la visita de 7.000 de los 36.000 fondos que guarda el Museo del Ejército. El folleto ya avisa de sus grandes dimensiones: "El recorrido completo tiene una duración media de cuatro horas. Si no dispone de tiempo suficiente, le recomendamos adaptar su visita al tema que más le interese". Por este motivo, el proyecto museístico plantea diferentes itinerarios: cronológicos, temáticos y rutas como "España y su historia militar", "Organización militar", "Los medios materiales", "El arte de la guerra" y "Ejército y sociedad".

Sea de una forma u otra, en este viaje por la historia del Ejército hay una serie de paradas obligadas. Es el caso del conjunto de objetos pertenecientes a Boabdil, el último rey nazarí de Granada, apresado en la batalla de Lucena (1483) y del que se obtuvo como botín una marlota roja, zapatos y una espada jineta con inscripciones del Corán, de la cual solo quedan 10 en el mundo.
Otra de las joyas del museo, fabricada en el siglo XV, es la espada jineta de Ali-Atar, suegro de Boabdil. Estas espadas, fáciles de manejar a caballo por su ligereza, eran propias del ejercito nazarí granadino. Es una de las muchas piezas que han sido reclamadas por otros museos para formar parte de exposiciones temporales. En 2015 viajó a París para ser mostrada en el Louvre.

La Capilla Imperial del Alcázar está presidida por la llamada "tienda de Carlos V", una tienda de campaña indo portuguesa que el noble portugués Martim Afonso de Sousa mandó realizar en la India y que regaló al emperador. Está formada por 20 paños bordados con motivos geométricos, vegetales y con navíos. Acabó en manos de Felipe II, quien la cedió a la Santa Hermandad de Toledo –donde llegó a ser restaurada- y ésta la entregó al Museo del Ejército.

Otra de las piezas claves del museo también está relacionada con la Santa Hermandad de Toledo: su estandarte, de color verde, con haces de flechas doradas y con el escudo de la ciudad en el anverso, y –en el reverso- el escudo adoptado tras la toma de Granada por los Reyes Católicos. Se da la circunstancia de que la de Toledo fue la primera Santa Hermandad que se creó, un institución fundada por iniciativa de Isabel la Católica con fines policiales y militares para perseguir a los criminales. El destino ha hecho que, después de permanecer durante años en Madrid –en la antigua sede del Museo del Ejército- vuelva a su lugar de origen.

Al visitante le impresionan mucho las armaduras de la Colección de la Casa Ducal de Medinacceli, siendo de gran valor la armadura que se exhibe del tercer duque de Feria; así como la belleza del estudio de fortificación de Felipe V, una maqueta realizada con materiales nobles que servía para enseñar al futuro rey la defensa de una ciudad fortificada. Hasta su traslado al Museo de Ejército estuvo en la Biblioteca Nacional de Madrid.

El Alcázar también conserva un auténtico parque automovilístico de época. De hecho, algunos vehículos han sido testigos de trascendentales momentos históricos. En sus pasillos está el "marmon 34" modelo Limousine de 1917 en el que fue asesinado el 8 de marzo de 1921 el presidente del Consejo de Ministros y jefe del partido Conservador, Eduardo Dato. Más antiguo es el coche de caballos –una berlina coupé- en el que el general Prim sufrió el 27 de diciembre de 1870 el atentado que acabó con su vida. En él se pueden ver los disparos de los trabucos. Hay que remontarse aún más en el tiempo para contemplar el primer automóvil que tuvo el Ejército español, donado en 1903 por el conde de Cabrillas, un Peugeot Phaeton, tipo 15.

Una carta de Isabel II al aristócrata Luis Carondelet y Castaños solicitando consejo sobre la posible abdicación en su hijo, el futuro rey Alfonso XII; la dilatada colección de armas blancas y de fuego; un fragmento del Códice de Santa Cruz Tlamapa, uno de los pocos ejemplos documentales en lengua azteca que existen en colecciones españolas; cuadros de destacados artistas, como el militar y pintor Josep Cusachs; las miniaturas; la fotografías históricas; o el Museo Romero Ortiz son otros ejemplos de la riqueza que encierra el museo. Los hay muy curiosos y anecdóticos, como una máquina enigma que usaban los alemanes para cifrar mensajes; la barquilla del primer globo aerostático del Servicio Militar de Aerostación en el que efectuó una ascensión la reina regente María Cristina; armaduras japonesas; uniformes de reyes y dirigentes de la nación; y hasta los bombos que se usaban para sortear los destinos en el antiguo Servicio Militar.

UNOS ALMACENES DE LOS QUE PODRÍAN SALIR OTROS CINCO MUSEOS

Aunque se expone lo más valioso, los almacenes del Museo del Ejército de Toledo guardan tal cantidad de fondos que de aquí se podrían sacar otros cinco museos de las mismas dimensiones. Algunos de estos almacenes son visitables al público.

En este transitar por la historia militar de España, el turista puede bucear en el edificio que corona muchas postales de Toledo. El patio imperial, los aljibes o el despacho del general Moscardó recuerdan que –antes de Museo del Ejército- fue otras muchas cosas. Por este motivo, para 2016 se quiere poner en marcha la ruta llamada "Alcázar Arquitectónico", que se sumará a las aportaciones que hace la sala temática "Historia del Alcázar".

Entre las prioridades y proyectos para este año destaca igualmente la apertura de una nueva sala, "Ejército en el tiempo presente", y la redacción de una guía ampliada del museo. También se quiere trabajar en la mejora de las salas "Monarquia Hispánica" y "Capilla Imperial".

A nivel expositivo, tras la clausura de "Gran Capitán", con gran acogida entre el público, se preparan ya dos grandes muestras, una documental sobre "Cervantes, soldado de la infantería española", coincidiendo con la celebración este año del VI centenario de la muerte del escritor (entre octubre de 2016 y febrero de 2017); y otra que lleva por título "Afganistán, 14 años de presencia del Ejército de Tierra" (entre marzo y julio de 2016). Además, se llevará a cabo un proyecto en torno a la labor de restauración realizada en 2015 de la casaca del capitán Daoiz.

A lo largo de 2016 el museo continuará albergando actividades culturales, actividades escolares, colaborando con otras instituciones, acogiendo alumnos en prácticas y fomentando la investigación.

F:encastillalamancha

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