jueves, 10 de septiembre de 2015

Los caballeros villanos en la Castilla medieval

Uno de los personajes más característicos de la reconquista en Hispania, desde el siglo X al XII, fue el caballero villano.

Fruto de la necesidad de los reyes por repoblar la nueva tierra fronteriza arrebatada con la espada y la sangre a los musulmanes, nacieron milicias de concejo de campesinos guerreros. 

Quienes defendían la tierra conquistada a cambio de una serie de privilegios legales ante el rey y los nobles. 

De entre esos campesinos, aquellos que por destreza militar, habían conseguido armas y una montura (caballo). Podían igualarse en titulo con la baja nobleza, siendo nombrados por los alcaides (señores de fortalezas), caballeros villanos. Esto era, caballeros por meritos de guerra, no por sangre noble.



Ser caballero villano otorgaba un privilegio de cara a las leyes, siendo el propio titulo hereditario.

A lo largo del siglo XI, los caballeros villanos de las zonas fronterizas, se encargaron de organizar a las milicias de concejo cuando era menester hacerlo. O ejercieron de terratenientes bajo las ordenes de señores, condes o abades.

Controlando o ejerciendo de puentes entre los campesinos humildes de las milicias y la nobleza directa o el clero.

Reclutando llegado el caso, villanos para la fonsada o para el arcato. A finales del siglo XI y principios del siglo XII, muchos de ellos ejercían ya como auténticos señores feudales terratenientes en las zonas de villa y tierra de la Castilla segoviana, al servicio de entidades superiores.

El único requisito, y esto es importante aclararlo, para ser nombrado caballero villano por un alcaide. Era haber demostrado valía en la guerra, y tener caballo y armas. Teniendo la obligación de mantenerlas siempre listas para la guerra. En caso de que el caballero villano perdiera su caballo o sus armas, disponía legalmente de un tiempo para recuperarlas. Si pasado el tiempo no regresaban a su dueño, los alcaides podían retirarle su condición.

Dicho lo cual, un caballero villano, no tenía por que tener riquezas, ni ser adinerado, ni tener ropas lujosas o posesiones en ganado y tierras. Simplemente tenían la obligación de tener caballo y armas para conservar su estatus. El cual les igualaba en derechos con los infanzones de la baja nobleza.

Es presumible que las armas y armaduras de un caballero villano, si bien no fueran de la mejor calidad, si las tendría en buen estado. Pues lo había jurado ante el alcaide que le nombró como una de sus obligaciones.

Cota de malla, yelmo con protección nasal o capacete, lanza para el combate a caballo, y espada para el cuerpo a cuerpo. Escudo redondo para el siglo XI y de cometa para el XII. A lo que habría que sumar una cofia de malla para la cabeza, con boquera o de cara abierta. Este podría ser grosso modo una equipación estándar de un caballero villano para la guerra.

Sus ropas de civil, no variarían mucho de las de un infanzón o hijodalgo de baja alcurnia. Repetimos, que no eran nobles de sangre, no tenían dinero, ni tenían grandes familias adineradas tras de ellos. Al ser titulo hereditario desde el siglo X, es presumible que muchos de ellos, dispusieran de pequeñas “fortunas” tipo, ganado. Y evidentemente las armas heredadas de sus padres, pero poco mas. 

Por ejemplo, apuntaría a deducir, que las calzas utilizadas como pantalones por la nobleza durante el siglo XI, no eran utilizadas por los caballeros villanos. Especialmente en las tierras fronterizas de Segovia, donde muchos de ellos estaban lejos de los nobles, dedicándose a la defensa de sus propios intereses por medio de los concejos.

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