viernes, 29 de mayo de 2015

Domingo de Céspedes, rejero maestro de la Catedral de Toledo

Con los primeros años del siglo XVI alumbra la vida de Domingo de Céspedes y con toda probabilidad en Toledo. De cuna desahogada a muerte en miseria. En medio, un gran creador de arte y de artistas, sus propios yernos. 

En el camino, su trabajo en Toledo y también en ambas Castillas hasta llegar a Santiago por encargo del Arzobispo Fonseca. Domingo de Céspedes, rejero maestro de manos ablandadas de hierros, muere con las manos extendidas en limosna por el año 1570 en Toledo. 

De su fragua salieron la Capilla bautismal, la de Reyes Viejos y Nuevos y el Coro. Capilla Bautismal, compuesta de 26 barrotes, cuatro de ellos capitales, todos con arandelas y macollas. Por su interés hay que contemplar la parte superior, desde la greca orlada con cabecitas aladas de ángeles y dos medallones de bustos bien conseguidos. 



Ahora la escena del Bautismo de Jesús a todo color sobresaliendo el dorado, en medio de castillos, torretas, edificios entremezclados con árboles y rocas, aparte flameros, roleos y animales fantásticos.

 La escena está lograda a base de figuras recortadas -Juan el Bautista, Ángeles yen el centro Jesús-. El maestro Céspedes ha logrado plasmar todo un simbolismo en su traza. Ayer -ángeles y el Bautista. Hoy -Cristo. Futuro -la Iglesia de los renacidos. 

El montante sobre el segundo friso con un tondo en su centro, un grandioso CÍrculo con el escudo timbrado del Arzobispo Fonseca, custodiado por dos grutescos, que en sus múltiples combinaciones dan lugar al coronamiento de la cruz, ya por encima del arco. 

Todo esculpido a cincel y coloreado ofrece un conjunto que prende la contemplación. Capilla de Reyes Viejos. El año 1529, después de haberse instalado el Cabildo de Reyes, se instala la reja de su cerramiento. En el dintel que es al estilo de la división de los dos cuerpos, y en el centro, el escudo de los López Ayala, en medio de rodela flamígera. 

Termina en una cruz, sobre el escudo en dos cuarteles con el águila bicéfala, en la derecha, y los símbolos de Castilla y León en la izquierda. Impresiona la división de los dos cuerpos en dorado sobre fondo rojo. En la puerta y a la altura de la división, franja corrida también sobre fondo rojo, donde resalta la decoración con ramos y figuras de relieve, al estilo de las macollas. 

En la parte izquierda del espectador, la franja tiene motivos distintos. ¿Ha sido una reparación posterior?¿Genialidad del genio? En los barrotes del segundo cuerpo, siempre chapas recortadas como también en el dintel. 

En el friso en chapa dorada, sendos atlantes tenentes de jarrones y a su espalda, icono tipo fuente floreciente. De los cuarenta y cinco barrotes -equilibrada proporción entre laterales y puerta, cada uno a quince balaustres- cuatro balaustres de estructura salomónica marcan las tres secciones de la reja. 

En el remate, estructurada en grutescos simétricos y esbeltos, ramilletes flamígeros que alumbran a los ángeles y enmarcan uno de cara y otro de espaldas los motivos a todo color, en la derecha, el escudo policromado de la Catedral, en el centro, el referido escudo de las armas imperiales, a la izquierda, el del Cardenal Fonseca con sus cinco estrellas rojas. Sobrevolando el friso las cabezas de dragones de lengua temblante y encima sendos ángeles se elevan para encarar la Cruz, pero antes han dejado como dosel el escudo imperial, soportada la gloria por una calavera. 

A los pies de la Capilla, frente a los altares, está el Coro, separado de la misma por una excelente reja de hierro, con dos puertas laterales. Sus cuarenta y un balaustres rematan en elegante friso, donde campean dos maceros con el escudo de Castilla y León, dos atlantes entre angelillos tocando grandes cuernos. En ambas puertas, el escudo de Castilla y León. En el centro, majestuosa águila que porta en su pecho el escudo de Castilla y León. Capilla de Reyes Nuevos, fechada en 1533, de veinte barrotes, consta de dos pisos separados por una franja. 

En sus balaustres, hay estrangulamiento y anillas, mientras que en la franja divisoria aparecen cabecillas de ángeles alados esmaltadas y en el segundo cuerpo entre la anilla superior e inferior en simetría, estrangulamiento en doble mazorca. 

El friso superior presenta grutescos muy con seguidos. El dorado sobresale en los frisos, en los estrangulamientos yen el cierre en combinación policromada. La parte superior, aparte los rosetones, los roleos, los candeleros, el copete donde campea a todo cincel el majestuoso escudo coronado de Castilla y León presentado por dos airosas bichas en contraste de rojo y oro. El colorido hace que desaparezca la sensación del hierro para dar paso a un acabado trabajo de exquisita pintura. En su coro una veIja pintada y dorada de 34 balaustres, de los cuales cuatro son capitales y con tres juegos de escudos de Castilla y León.

 El Coro Mayor, para unos artistas la mejor reja del mundo, para otros entendidos, la obra más armoniosa, para otros, la gramática del plateresco, para todos, la enfrentada a la Capilla Mayor. Siete grandes balaustres dividen los seis paños de la reja, con mayor extensión los dos laterales, dos ocupan las puertas apenas perceptibles en la división, e iguales los dos centrales que en total ocupan los sesenta y seis bellos balaustres. Siete pilares con sus bajorrelieves que representan figuras de santos en sus cuatro frentes, sostienen los grandes balaustres y a continuación una pequeña barra muy sencilla. 

Ahora comienzan las columnas -como todo el enrejado en aleación de hierro, cobre y latón- comienzan a ser redondas con los grutescos en el estrangulamiento de los balaustres principales y en los demás con mazorcas y anillas. Se interrumpen para dar lugar a un friso, donde los grandes balaustres dan lugar a un atlante y el resto de balaustres se adornan, en alternancia de balaustres chiquitos con círculos de cabezas platerescas y cartelas en el segundo y quinto vano, que rezan de esta manera: Procul esto prophani (Alejaos de aquí, profanos) por fuera y por dentro, Psale el Psile (Canta y calla). 

En el centro de esta franja aparece el escudo del  Canónigo Obrero, Don Diego López de Ayala, enmarcados los lobos en campo blanco sobre hexágono rojo en rodela de oro que sostiene el escudo. El coronamiento, dividido por seis maravillosos candelabros en medio de otros cuatro, que tienen como peana bustos femeninos alados, flanqueados por bichas. 

En estas figuras cabe el adorno de estas tarjetas: Ann MDLV/IIIPaulo /If. P.M./ Carolo VI lmper Regel (Año 1528 en el pontificado del Papa Pablo III y en el imperio del rey Carlos V) y por dentro: Joannes Martínez Siliceus Archiepiscopus To le t. Hispaniar. Primas, (Juan Martínez Síliceo, Arzobispo de Toledo, Primado de España) en división análoga a la de fuera. 

Todo el conjunto converge al centro, donde campea el escudo del Cardenal Silíceo enmarcado en rodela dentro de un brioso templete, cuyo frontón sostenido por figuras aladas culmina en la figura del Redentor. 

En este momento se ha de dejar volar la imaginación para que devenga en contemplación del conj,unto y se enseñoree en el embeleso de los detalles. ¿Cómo es posible que el hierro presente tamaña belleza? 

El maestro Céspedes, ayudado por su yerno Fernando Bravo, soñó un salmo, cincelado en hierro, cobre y latón, antes plateado y ahora, por mor del tiempo, con la pátina de siglos en su canto.

http://www.realacademiatoledo.es/files/toletum/0048/03.pdf

1 comentario:

  1. Enhorabuena por el artículo, necesitamos dar a conocer al mundo entero los grandes rejeros que tuvo España y las obras que realizaron y aún podemos disfrutar.
    Rosa admiradora de la reja artística.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...