martes, 2 de diciembre de 2014

Ibn AI Wafid, Galeno Toledano

Abu-lMutarrif, Abd-al-Rahman ben Muhammad ben Abd- al-Kabir ben Yahyá ibn Wafid, más conocido por la simplicación de Ibn-AIWafid y entre los latinos como Abenguefit, Abencenify Aben Nufit.

Su obra ha sido muy cuidadosamente estudiada por los profesores Millás Vallicrosa, Vemet, y Camilo Álvarez de Morales. La base de los datos bibliográficos conocidos se debe a dos coetáneos de Ibn Wafid. 

Uno de ellos, amigo, compañero, cadí de Toledo y mecenas de sus sabios: Ibn Sa 'id, cuyo comentario es defícil de superar en precisión y elegancia; dice así en su obra Tabaqat al-uman:

«Entre los médicos españoles contemporáneos hay que citar al visir Abu-l-Mutarrif... ibn-Wafid ... , uno de los nobles de AlAndalus, de prosapia más pura y antigua.

Se dedicó con toda asiduidad al estudio y penetración de las obras de Galeno, Aristóteles y otros filósofos; alcanzó en la ciencia de los medicamentos simples un grado de saber no alcanzado por nadie en la época, y compuso sobre ellos una notable obra, sin rival, en la que reunió lo enseñado en las obras de Dioscórides y Galeno, sobre dicha materia, presentando la obra, que alcanza cerca de quinientos folios, con la mejor ordenación.

El mismo autor me ha contado que durante veinte años se aplicó en reunir los materiales de su obra cuidando su adecuada ordenación de rectificar y comprobar los nombres y propiedades de los medicamentos registrados en ella, con la especificación de sus virtudes curativas y la determinación del grado de su eficacia, hasta que, por fin, pudo completar su obra tal como se había propuesto. 

En el ejercicio de la medicina nuestro autor seguía un criterio y una práctica muy acertados consistentes en que no recurría a los medicamentos si le parecía suficiente el empleo terapéutico de los alimentos o de sus similares, y si era indispensable recurrir a los medicamentos empleaba primeramente los medicamentos simples; y, si era preciso echar mano de los compuestos, empleaba en ellos los más simples o de menor complejidad. 

Se cuentan algunos casos famosos y curas maravillosas en el tratamiento de enfermedades graves y difíciles por medio de los medicamentos más simples y asequibles.

 IbnWafid vive aún en el momento de escribir esta obra y reside en la ciudad de Toledo. El mismo me informó de que había nacido en el mes de du-l-hiyya del año 398 de la héjira (= agosto de 1008 e. c.).

Pero el otro biógrafo, Ibn-al-Abbar en su obra Takmila, completa y rectifica algunos de estos datos; se manifiesta así: « ... IbnWafid perteneciente a la población de Toledo, se encaminó a Córdoba donde estudió con Abu-l-Qasim Jalaf ben Abbas al-Zarawí (más conocido por Abulcasis). Esta circunstancia es inviable con la fecha antes citada de 1008, ya que se tiene por cierto que Abulcasis
falleció en 10 13 e.c. 

Sin embargo al-Abbar, adelanta la fecha de nacimiento de Ibn-Wafid en diez años, es decir, al 389 con lo que esta posibilidad ya sería más factible. Ello tiene su importancia, puesto que Abulcasis fue una de las figuras cumbres de la medicina árabe, elaborando un enciclopedia médico-quirúrgica en treinta.

Pero volviendo al relato de al-Abbar este manifiesta que el médico toledano compuso varias obras; la más importante el Kitabal-adwiyya-al mufrade (o Libro de medicamentos simples) al que se refería Ibn-Sa 'id y que también traduciría Gerardo de Cremona con el nombre de Líber Albenguefith Philosophi de Virtutibus medicinarum el ciborum; impresa en Estrasburgo en 1531, pronto fue famosa en toda Europ~ y reeditada en varias lenguas romances, especialmente en catalán.

El profesor Millás, principal estudioso de Ibn-Wafid, en su obra «Las traduciones orientales en los Manuscritos de la Biblioteca Catedral de Toledo», trascribe un curioso texto atribuido a la obra del médico toledano, tomando un fragmento en árabe aljamieado y al parecer procedente de la Biblioteca de El Escorial. Diría así:
«Dice Ibn-Wafid acerca de los medicamentos hipnóticos: Todas las sustancias que enfrían sin constipar son somníferos; a ellas pertenecen la mandrágora, la yusquiama, el verbasco, la adormidera, quiero decir el jugo de las incisiones de la adormidera.

Si el hombre las emplea en poca cantidad ... solo son ... soporíferas; si las emplea en grandes dosis ... no solo producen sueño, sino que matan».

Otra obra notable fue el llamado Libro de la Almohada o Kitabal-wisad, recetario médico, con cerca de un millar de remedios ordenados según el modelo habitual en aquella época, es decir,

«Capitem ad calcem» (De la cabeza a los pies). La originalidad de la palabra «almohada» en el título  ha sido también motivo de debate. En general se ha interpretado como un libro-recetario,hecho con la intención de ser para un fácil y próximo manejo, algo así como hoy llamaríamos «libro de cabecera» o «de bolsillo».

Sin embargo no ha faltado quien disienta de esta interpretación; así el Dr. Leclerc, historiador de la medicina árabe, lo interpreta como un Libro sobre el sueño (de somno); algo rechazado por Millás quien atribuye el error a un falso desdoblamiento de la obra. El famoso Libro de la Almohada, ha sido traducido hace 20-25 años, por el granadino Camilio Álvarez de Morales, Correspondiente de esta Real Academia.

Publicado por el LP.LE.T. es un auténtico privilegio poder contar con una traducción tan valiosa y asequible sobre la obra de Ibn-Wafid.

Su tercera obra es el Compedio o Suma de Agricultura detectado y posteriormente muy estudiado por Millás en los Manuscritos toledanos de la Biblioteca Nacional. No hay que olvidar que IbnWafid, fue también, al parecer, por orden de al-Mamun, fundador del llamado Huerto del Rey, que ocupaba el espacio existente entre los Palacios de Galiana, el río Tajo, hasta el Puente de Alcántara; aquí llevaría a cabo experimentos de aclimatación, fecundación artificial, sexualidad vegetal y zootecnia. Algo, por otra parte ya descubierto en la antigua Mesopotamia y conocida en AI-Andalus.

Dejó sucesores, el primero de ellos Ibn-Bassal e inició una tradición agrícola y botánica, en parte unida a la medicina, que llegará hasta Andrés Laguna, en tiempos de Felipe II. No obstante la trascendental obra de Ibn-Wafid, no tuvo el eco merecido en los siglos posteriores hasta que fue recogida en la obra del talaverano Gabriel Alonso de Herrera.

Finalmente, se le adjudican a Ibn-Wafid otras dos obras: una de ellas De balneis sermo (Venecia, 1553), uno de los primeros tratados de balneología y un Tratado sobre Oftalmología que parece haberse extraviado; en todo caso no puede negarse su aparente interés por la oftalmología ya que en «Libro de la Almohada» son 184 el número de recetas oculares; muy superior al de cualquier otro órgano o aparato. Algo por otra parte frecuente en la medicina árabe y que en Toledo tiene su máxima expresión en el célebre Tratado de Oftalmología de Alcoatí.

Fuente: http://www.realacademiatoledo.es/files/toletum/0044/01.pdf

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