lunes, 20 de octubre de 2014

Sor María del Sagrario de San Luis Gonzaga: Farmaceútica, Carmelita y Martir de Lillo

Elvira Moragas y Cantero, así se llamó en la vida civil, nació el 8 de enero de 1881 en Lillo, pueblo de La Mancha Toledana (España)

Perteneció a una familia de importante prosapia farmacéutica, así, según sus biógrafos, tenía por vía paterna ascendencia catalana y tanto su bisabuelo, su tío-abuelo como su padre, fueron farmacéuticos de profesión, por lo que Elvira era la cuarta generación de farmacéuticos. 

Fue una de las primeras mujeres farmacéuticas españolas. 

Por vía materna, en cambio, se encuentran varios militares (biznieta, nieta y sobrina de militares). 

Por lo tanto se supone que creció en una familia de neto corte burgués (profesionales y militares) y de posición económica holgada con importantes relaciones sociales y económicas.

EL PADRE

Dr. Ricardo Moraga y Ucelay, era el quinto hijo de Serveriano Moragas y Casimira Ucelay. Nacido en Alcaraz (Albacete) el 8 de diciembre de 1848. Estudió en la Universidad Central de Madrid y recibió el título en noviembre de 1875, luego se doctoró en farmacia en 1889. 

Se establece luego de recibido en la localidad de Lillo (Toledo), donde conoce a la que iba a ser su esposa y madre de sus hijos, Doña Isabel Cantarero Vargas.

 
Luego se traslada a El Pardo (1885) y en 1886 a Madrid, donde ejerce sucesivamente en varias oficinas farmacéuticas, la última de las cuales, a partir de 1906, en la calle San Bernardino n°11 aún existe. 

En ella, se puede observar un magnífico plafón, obra del artista Juan Zuloaga, que representa a Hygea entronizada como una virgen, rodeada de angelitos que portan en sus manos, algunos símbolos farmacéuticos (flores, frescos, botes de farmacia, farmacopea) y se pueden distinguir otros entre las nubes (morteros, aparatos de destilación, etc.) 

Hoy se puede apreciar en la farmacia de la Licenciada Farmacéutica Carmen Arteaga, quien parece haber detenido el tiempo (tendrá la receta?), vale la pena visitarla.

Desde el instante que llega a Madrid comienza a ser miembro activo, este notable farmacéutico, del Real Colegio de Farmacéuticos de Madrid, llegando a ser presidente de la Junta en 1890 y renunciando al poco tiempo. Sin embargo, cumple otras actuaciones que enaltecen su profesión; es miembro de Cruz Roja y secretario de la sección farmacéutica en el Congreso Internacional de Medicina en Madrid en 1903. Ciudad en la que fallece el 24 de febrero de 1909. Cabe hacer notar el orgullo con que vivía su prosapia farmacéutica pues a todas las farmacias en que ejerció llevaba su pote de porcelana, que había pertenecido a su padre, grabado con las iniciales S y M de su nombre y apellido.

LA MADRE Isabel Cantarero Vargas

Hija de un militar, teniente coronel, nativo de Ecija (Córdoba) y de Doña Juana Vargas de la Peña, nacida en Badajoz.

El destino militar de su padre fue Toledo y cuando era muchacha, quiso el otro destino, el de la vida, que se cruzara con Ricardo Moragas. Dicen los biógrafos que su madre y ella eran devotas de comunión diaria y en la Catedral de la bella Toledo oraban ante la Virgen del Sagrario a la que ambas adoraban. De allí, entonces, derivaría el nombre que como religiosa tomara Elvira María del Sagrario. Su madre dio a luz como vimos 4 hijos de los cuales sobrevivieron 2, ambos farmacéuticos, Elvira y Ricardo Moragas Cantarero.

ELVIRA MORAGAS Y CANTARERO

La Farmacéutica.

Inicia sus estudios en 1899 a fines de octubre luego de graduarse de Bachiller con excelentes calificaciones. Realiza el curso preparatorio en la Facultad de Farmacia de la Universidad Central a la que ingresa el 17 de octubre de 1900. Aprueba el primer grupo y el segundo de asignaturas, sin inconvenientes, y cuando solicita la inscripción para el tercer grupo de asignaturas de la Licenciatura, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes comunica al Rector que la autoriza "siempre que los catedráticos respondan del mantenimiento del orden y la disciplina en las cátedras". El rector eleva el pedido a los profesores, quienes responden por escrito. Es de hacer notar que si bien Elvira no fue la primera farmacéutica fue una de las primeras mujeres en cursar estudios universitarios de farmacia, por lo que esta anacrónica y machista medida era empleada ante la solicitud de matrícula de los cursos de cualquier alumna mujer.

Luego cursa el cuarto y último grupo de asignaturas para terminar la Licenciatura en 1904 y dar la reválida aprobando los 3 ejercicios finales en 1905. Pero ... hasta 1909 no recibe el título; justo el año que fallece su padre. 

Lo que ocurrió fue que Elvira sufría ya una crisis vocacional pues había surgido con fuerza en su interior, el llamado de otra vocación más profunda, más fuerte, más mística, pero, para complacer a sus padres terminó sus estudios. 

No se haría cargo de la botica paterna en Madrid sino a partir de 1911. Luego del fallecimiento de su madre, pero solo por pocos años, pues no esperó siquiera que su hermano se recibiera, ingresando al convento en 1905. No obstante, siguió siendo la directora de su farmacia hasta 1919.

SOR MARIA DEL SAGRARIO DE SAN LUIS GONZAGA

La religiosa carmelita descalza

Ingresa al convento de Carmelitas descalza de Santa Ana y San José de Madrid (Calle Peñalver), hoy muy visitado pues es uno de los lugares más ricos de Madrid en acervo cultural, artístico y arquitectónico, conocido como "Las Descalzas".

Su nombre religioso evoca a la Patrona de Toledo y al Día del Santo de su ingreso 21 de junio: San Luis Gonzaga.

El 6 de enero de 1920 realiza su solemne profesión. Nunca olvidó su condición de farmacéutica, que llevaba en la sangre, y cuenta que preparaba en el convento medicamentos para sus hermanas en Cristo.

Según testimonios de condiscípulos y biógrafos, fue una profesional ejemplar y lo que es más importante, un excelente ser humano, dotado de virtudes que seguramente pesaron en su vocación. Como religiosa fue no menos ejemplar y dio su vida para proteger a sus hermanas. 

Fotografía del cadaver de la beata
 en el Depósito
Elvira Moragas, mejor dicho María del Sagrario, era Priora del convento cuando estalló esa absurda herida abierta aún en el pueblo hispano: La Guerra Civil y tras ser tomado por asalto su convento, es conducida a la cárcel. 

Sus carceleros pretendieron obtener información sobre el dinero y las propiedades de la orden, su negativa a la delación, habla de su profunda solidaridad y amor al prójimo en una situación límite.

Fue fusilada la noche del 14 al 15 de agosto de 1936 en La Pradera de la Ermita de San Isidro.

Se ha fijado el 16 de agosto como fecha de la celebración litúrgica de la primera Beata Farmacéutica. 

El 10 de marzo de 1998, como dijimos S.S. en presencia de una importante delegación española presidida por la Ministro de Educación, fue beatificada. 

Ceremonia de Beatificación de la mártir
el 10 de mayo de 1998
De la histórica y sagrada Basílica de San Pedro colgaba un tapiz que representaba a la Beata – farmacéutica vestida con un hábito de su orden (carmelita descalza) y a sus pies atributos de farmacia: 

Ese día la Farmacia entraba para siempre en el santoral de la litúrgica católica. No es cosa menor. Independientemente del credo que profesemos y de la postura filosófica de la vida; este ha sido un hecho histórico–farmacéutico y humano, digno de ser recordado. 

Tanto por lo que significa, como por su personaje, una mujer farmacéutica y beata o al revés, beata–farmacéutica, como gusten.

Fuente: http://www.facaf.org.ar/main/revista/numeros/n19/la%20beata%20farmaceutica.htm

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