martes, 21 de octubre de 2014

¿Santuario rupestre de la Cabeza del Oso en el Real de San Vicente ?

Cerro de la Cabeza del Oso visto desde el cerro el Castillo de Castillo Bayuela
 
Situación. Inmediatamente al norte del toledano pueblo de El Real de San Vicente, sito en la Sierra de tal nombre, se encuentra un espectacular cerro conocido como “la Cabeza del Oso”, por la forma que ofrece visto desde el sur. 

En la cumbre de este espectacular cerro, antaño ocupado por un castro vettón, existen unos curiosos grabados considerados hasta este momento como un altar o santuario rupestre, pero que, como se va a ver en este estudio, nada tienen que ver con protohistóricas actividades magicorituales y sí con otras contemporáneas, propias de trabajos de topográfía, destinadas al levantamiento del plano de España de escala 1/50.000 que tuvieron lugar en el último tercio del siglo XIX y los primeros años del siglo XX.   

Cumbre del cerro de la Cabeza del Oso donde se encuentra el supuesto santuario rupestre.
 
En concreto se trata de cuatro grabados, tres de ellos formando grupo, situados en lo más alto del cerro junto a un moderno Vértice geodésico. 

Cuadrilátero. El primero de ellos y el más notorio, consiste en un cuadrilátero de 0,3 m. de lado, profundamente insculpido en la aplanada roca, con sus lados orientados a los Puntos Cardinales con un hoyo de 6 cm. de diámetro en su centro. Dentro de la figura, algo desplazado hacia el oeste, existe otro grabado parecido a un incompleto escudo.

Cuadrilátero 

Tres grupos de petroglifos de aspecto antropomorfo. En torno a la anterior figura, entre los dos y los cinco metros de distancia, se encuentran tres grupos de figuras cuyo aspecto antropomorfo hizó que se confundieran con petroglifos pertenecientes al Bronce.

El primero de estos grupos de petroglifos se halla sobre otra roca algo más elevada que la del cuadrilátero, situada 2,7 m. al sur de este y consiste en dos relieves, de claro aspecto antropomorfo, situados uno al costado del otro, con sus ejes mayores en dirección Este-Oeste. Aún se aprecia en este grupo de grabados un pequeño trazo horizontal situado en la parte alta de la figura más oriental. Situados a distinta altura, miden 18-20 cm. de alto, 13-16 de envergadura y 1-2 de anchura y profundidad las incisiones.  

Pareja de supuestos antropomorfos 

 El segundo grupo de supuestos antropomorfos se encuentra 3,4 m. al oeste del cuadrilátero, pegado al hito geodésico: tres grabados, similares a las anteriores, alineados en dirección Norte-Sur. Sus dimensiones, salvo el situado más al norte de menor tamaño, son prácticamente idénticas a las anteriores, 20x16 cm., alto-ancho para ambos, pero en cuanto a sus características, se observan algunas diferencias pues, además de ser tres las figuras, una presenta menor tamaño, los brazos superiores se encuentran más abiertos, y la central ofrece cierta sensación de movimiento pues su trazo vertical se encuentra curiosamente torsionado. 

Trío de supuestos antropomorfos, uno de menor tamaño.

El tercer grupo de figuras, supuestamente antropomorfas, y el más alejado del cuadrilátero, se encuentra sobre una roca situada 4,5 m. al noroeste del cuadrilátero: tres figuras, una casi perdida, del mismo tamaño y características que las anteriores, alineadas en dirección Este-Oeste. 

Segundo trío de supuestos antropomorfos
 
Significado. Vistas las figuras, J.C. arqueologo de la Diputación Provincial de Toledo, me informó en su día, que la figura cuadrada bien podría tratarse de un símbolo de definición del territorio circundante, una especie de puntos cardinales o líneas de localización de determinados elementos de interés. 

Otra posibilidad apuntada por J.C. sobre la fundionalidad del cuadrilátero es que se trate de una especie de sello de propiedad de los terrenos circundantes pues petroglifos similares a éste han aparecido en lugares relativamente próximos caso, por ejemplo, del existente en el cerro de Castrejón, en Aldeanueva de San Bartolomé. 

Los otros tres grupos de grabados parecía claro que se trataban de antropomorfos típicos del Bronce.

El antropólogo, Luis Benito del Rey, experto en estas cuestiones, opina que estos cuadriláteros podrían representar a una divinidad, la Tierra seguramente o, lo que es lo mismo, a la Madre Naturaleza. En el mismo sentido se pronunció mi compañero, José María de Vicente.

Yo llegué a pensar, partiendo de la premisa de que el cuadrilátero podría representar a una deidad, y los otros grabados grupos de antropomorfos, que el conjunto de petroglifos podrían representar el ciclo vital de la reproducción humana teniendo a la Tierra por testigo.

Distribución grabados Cabeza del Oso
  
Otros hallazgos. Manuel Pérez, profesor de topografía de la Universidad de Salamanca, me comunicó que hace algún tiempo encontró un pequeño triángulo con un taladro en su centro grabado debajo de un vértice geodésico sobre un cerro de la zona del puerto de la Paradilla, Madrid. Otro de estos cuadriláteros se ha encontrado en el Picu Berrubia, Asturias, en un pequeño promontorio rocoso donde se encuentran dos esbeltos grabados de cierto aspecto antropomorfo. 

Mi amigo Santiago Z., halló una de estas figuras, pero de muy pequeño tamaño (11x11 cm.), sobre unos peñascos con un refugio rocoso bajo ellos, al suroeste de Burgohondo (Ávila). 

Numerosas figuras similares a la hallada por Santiago Z, a veces acompañadas de las letras N.T., encontré a principios del año 2012 en las puertas de templos abulenses del valle Amblés y alrededores las cuales relacioné con los grabados del cerro de la Cabeza del Oso suponiéndolas, por la forma y lugar donde aparecieron, una función mágico ritual.  

Cuadrilatero con letra T en la puerta de la iglesia de amavida
  
Estos anagramas se han encontrado en otros templos de Salamanca, Burgos, León, Cantabria, Asturias y Cáceres,… pero se encontrará en muchos más lugares. 

Otras opiniones. Puesto el asunto en conocimiento del investigador abulense y amigo Dámaso Barranco, entre otras, llegó a la conclusión de que tal anagrama (cuadrilátero y letras o solo este) por sus características y lugar donde se encontraba (puertas de los templos principalmente), podía tratarse de un símbolo cósmico o atropopaíco (talismán protector de los templos sobre las influencias malíficas), de una especie de Mandala o cuadrado terrestre que, dada su generalidad, pudo tener su origen en alguna disposición de las nuevas ideas del Concilio de Trento (Dios hecho presente en la ostia consagrada como “Unidad indivisible y latente de la realidad de un Dios Transustanciado”).

Ya había observado Dámaso este mismo símbolo sobre el costado del Arca de la Alianza, uno de los grabados que figura en la Custodia de Ávila, realizada por Juan de Arfe en el año 1571. Las letras NT, según Dámaso, podrían significar: “Natura in Templum Trasmutatur”.
La pista. En estas cavilaciones andábamos cuando, como consecuencia de una "discusión" en Terrae Antiquae, Alica Canto aportó la pista de su significado el cual, como se ha dicho, se relaciona con actividades topográficas y no con otras mágicorituales. 

En tal sentido expongo algunas cuestiones relacionadas con el fenómeno que se está tratando, extraídas del manual de “Instrucciones para los trabajos topográficos” publicado por la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico de 1878, que nos servirán para aclarar el asunto: 
En el capitulo TRIANGULACIÓN, y en relación con los vértices, refiere el manual:

Página 8, punto 7.- “El encargado de la triangulación (…) reconocerá el terreno (…) y después procederá a la elección y señalamiento de los vértices,…”.

Página 10, punto 12.- “Los vértices se señalarán en el terreno con un taladro de 6-8 cm de diámetro y de 40-50 de profundidad en cuyo fondo se clavará una estaca, rellenándolo después completamente de polvo de carbón y cubriéndolo todo con un mojón piramidal de tierra o piedras de 50 cm de altura que tenga por base un triángulo de un metro de lado. Cuando los vértices se sitúen en roca, el taladro será del mismo diámetro; pero su profundidad se reducirá a 10 cm quedando colocado en el centro de un triángulo, cuyos lados, grabados a cincel en la misma roca tengan 20 cmde longitud. Estas señales se referirán a tres objetos cercanos y fijos, como árboles, cercas, rocas, etc., los cuales se señalarán grabando las iniciales “TT”. Cuando no haya objetos próximos a que referir un vértice, se clavarán tres estacas a menos de 20 m de el que servirán de referencias”. 

En el capitulo SEÑALAMIENTO DE LOS MOJONES Y DE LAS LÍNEAS DE TÉRMINO, refiere el manual:

En el capítulo NIVELACIÓN, refiere el manual:

Página 54, punto 121.- “Las líneas de doble nivelación tienen por objeto referir a las mediciones de precisión un punto de partida, por lo menos, en cada término municipal. Estas líneas se nivelarán marchando la segunda vez en sentido contrario de la primera.

Punto 122.- El punto de partida de la nivelación topográfica se marcará en la población sobre un paraje bien conocido y estable prefiriéndolas losas, sillares de los pórticos de las iglesias, casas consistoriales, edificios sólidos, bien sean públicos o particulares, u otros monumentos o construcciones que hagan presumir larga duración; en defecto de todos ellos, en sillares labrados que se empotrarán sólidamente en el suelo. Estos puntos se señalarán grabando a cincel las letras N.T. y a su derecha un rectángulo que circunscriba la sección de la mira; este rectángulo debe estar situado de modo que se pueda colocar un portamira suficientemente alejado de columnas, paredes, u otros obstáculos,… )”.

CONCLUSIONES. Terminada la investigación sobre todos estos “extraños”, anagramas, he llegado a las siguientes conclusiones:

En cumplimiento de las instrucciones del referido manual “Instrucciones para los trabajos topográficos”, para el levantamiento del plano topográfico de escala 1/50.000, y el deslinde de los términos municipales, el personal del Instituto Geográfico y Estadístico, entre el último tercio del siglo XIX y el primero del XX, realizó una ingente cantidad de marcas en puntos dominantes del terreno y en edificios notables (muchos de ellos religiosos) que, pese al poco tiempo transcurrido, han quedado en el olvido.

Conocido el tipo de marcas que el referido manual ordena realizar y las que realmente se observan en el terreno se comprueba que los topógrafos realizaron su trabajo con cierta anarquía realizando cuadriláteros o círculos cuando debían ser triángulos o rectángulos, realizando las figuras de distinto tamaños, permitiéndose añadidos discrecionales, omitiendo letras que debían acompañar a las figuras o situándolas en posiciones distintas a las que debían tener, etc.

Las características de estas marcas, la forma en que han aparecido (aisladas o formando conjunto), y los lugares donde se encuentran, ha dado lugar y lo seguirá dando, a que sean interpretadas como petroglifos mágicorituales pertenecientes a distintas épocas (del Cobre a la Edad Moderna, generalmente). 

Sin ninguna duda, todos los símbolos (cuadriláteros, rectángulos y círculos acompañados o no de una o más letras, N. T. generalmente) que han encontrado en las puertas de los templos españoles que se han referido, son consecuencia de las labores de “nivelación topográfica” de precisión realizadas entre el último tercio del siglo XIX y el primero del siglo XX, determinando la figura, el punto exacto donde se situó el instrumento denominado mira. 

Antiguos instrumentos de mediciones topográficas. La mira es lo de la derecha.

Los petroglifos (cuadriláteros, generalmente, con un hoyo en su centro), que solos o acompañados de determinadas letras (T o L, generalmente, situadas a menos de veinte metros de ellos), se encuentran en lo alto de cerros o puntos dominantes algunos de los cuales han venido gozando de la consideración de santuarios rupestres o asimilados, caso de estos del cerro de la Cabeza del Oso, deben ser revisados pues la mayor parte de ellos se corresponden con las referidas marcas topográficas de identificación de los viejos vértices topográficos.

Fuente: http://marianoserna-rastrosagrado.blogspot.com.es/

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