jueves, 31 de julio de 2014

La industria textil sedera de Toledo

Hilandería
China es el país de donde es originaria la seda y donde se fabricaba desde 3.000 años antes de Cristo. El arte de fabricar seda se transmitió a través de mercaderes, ladrones y espías. 

De China pasó a Persia y Bizancio y a Europa a través de los árabes.

Durante el Califato de Córdoba, los árabes traen a la Península Ibérica algunos artesanos de la seda

La tradición de la producción y tejido de la seda continuó en los antiguos reinos islámicos tras la reconquista. 

A lo largo del siglo XV, poco a poco, los gustos de los compradores cristianos se fueron imponiendo en los talleres de tejeduría que irían adecuando sus espléndidas obras a las formas renacentistas occidentales.

Los viajeros describían cómo en la España del siglo XV, los talleres de Toledo y Valencia ya contaban con una alta producción de tejidos, resultando una importante actividad económica en ambas regiones.

La seda era un producto de gran demanda en la sociedad del Siglo XV. Como era un signo externo de preeminencia social existía el deseo de vestirse con este producto tan sugestivo no solo por parte de las clases sociales elevadas, sino también por las clases medias, de manera que muchos se arruinaban por la presión de la apariencia entre sus convecinos.

Esta ansia desmesurada de vestir con un lujo superior a las posibilidades económicas hubo que frenarlo a base de leyes Suntuarias, que regulaban detalladamente en qué condiciones económicas podía vestirse la seda, y esto afectaba incluso a los eclesiásticos.

Los diseños que forman la decoración de los tejidos del siglo XV eran, en un principio, geométricos, florales simplificados y en perfiles zoomórficos que recordaban a los orientales. 

En la mitad de la centuria se hicieron más grandes y complejos, con piñas o granadas como motivos principales. Hacia finales de siglo volvieron a hacerse un poco más pequeños y a distribuirse simétricamente.

La industria textil sedera de Toledo fue la más importante de toda la submeseta sur castellana durante la Edad Moderna y, hasta mediados del siglo XVII, la de mayor significación y alcance de España. 

Toledo fue uno de los focos

Esa laboriosidad, unida a otras de menor entidad, daba a la ciudad el carácter de inmensa colmena que latía al ritmo de los miles de telares esparcidos por sus tortuosas y estrechas callejuelas.


El siglo XVII y la primera mitad del XVIII fueron de postración y ruina. Hacia la mitad de esta última centuria recibió un empuje con la creaciónI de la Real Compañía de Comercio y Fábricas que la volvió a situar en un lugar preeminente; pero sólo fue un espejismo, pues a finales de la misma tornó a decaer, y a partir del siglo XIX esa continua tarea, esa inmensa actividad, ese rítmico son diligente se convirtió en profundo silencio. 

De todo ese quehacer sólo quedan algunas de sus maravillosas creaciones en las vitrinas del tesoro de la catedral y del convento de San Clemente.

Fuentes: http://www.uclm.es/ceclm/publicaciones/almud/sedas_Toledo.htm
http://amparobas1992.wordpress.com/indumentaria-valenciana-2/la-seda/

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